Diciembre 26, 2024

Las dos crisis y la extraña primaria de Providencia

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josefa_errazuriz-e1336965226762De haber una crisis circulando por Chile, ésta tendría dos puntas complementarias. Por una parte el descrédito ganado en más de veinte años de mentiras, falacias, ofertas vanas y chantajes, por los partidos políticos tradicionales que han sostenido el modelo.

 

Y otra, la definida por la incapacidad de quienes han sido los permanentes y reiterados afectados por esas mentiras, falacias, ofertas vanas y chantajes. Y que ha permitido el triunfo de una cultura que ha llevado a este país a ser el reino de los cielos de los que tienen, y de manera simultánea, el infierno temido de los que no tienen.


Nuestro país ha derivado en reales los más delirantes sueños de grandeza de quienes han nacido con el gen trastocado de la avaricia. No hay lugar en el mundo con la capacidad de multiplicar las fortunas a las tasas que se ven en este rincón terráqueo. Ni existe Estado alguno que permita los niveles de impunidad del que gozan quienes transgreden minuto a minuto valores, normas, leyes y la buena fe de los inocentes.


Habrá sido a causa de zamarrón lúcido de los estudiantes, que la gente comenzó a ocupar esa casi atrofiada capacidad humana que desde el neolítico les ha permitido salvar la vida: la desconfianza.


Y esa actitud que comienza a poner en duda lo que antes consideraba una certeza, se ha comenzado a demostrar de maneras inconexas y desvinculadas.


La rebelión de los ayseninos, las grandes marchas de los estudiantes, las protestas incipientes de Calama y el resto del norte, parecieran ser dirigidas por un gran director de orquesta que busca armonizar pitos y flautas. Lo dicen sus consignas, sus gritos y sus exigencias, todos similares. Y lo dice también el que identifiquen a los responsable de sus reclamos en los mismos sujetos.


Pero no es así.


A pesar que en esas acusaciones que hace la mayoría del país que ya no quiere más de lo mismo, surgen una y otra vez exactamente los mismos de siempre: políticos acomodados, refulgentes de buen pasar, abotagados, bien vestidos, con la farsa a pedir de boca. Empresarios desprovistos de humanidad, ganadores compulsivos, acarreadores de riqueza inútil. Militares y policías serviles al poderoso, gastadores de dinero en artilugios de castigo al pobre. Curas pecadores y de servidumbre al canalla.


Y sin embargo esa mayoría que a veces parece actuar como tal, que de vez en cuando pasa de la ingenua indignación, a la pelea útil, que logra sacar de sus casillas al poderoso, que da grandes pasos, que incluso acorrala y silencia a los administradores del sistema, hasta ahora actúa como cada cual por su lado.


Por esa razón, llegado el momento de pasar del castaño al oscuro, se enreda, tratadilla, se evapora, balbucea y pierde el ritmo y la fuerza.


Lo anterior, es la otra cara de la crisis que afecta al sistema, a sus dirigentes, a sus cuadros políticos, a sus instituciones, todos desprestigiados y despreciados. Es su complemento.


En ese contexto, y sin un revuelo significativo, se han hecho unas curiosas elecciones primarias en la comuna de Providencia, otrora facha por excelencia. Con la mayoría de las preferencias se alzó una mujer de rasgos aristocráticos, que tuvo por ventura representar a quienes en otras latitudes serían los que se tomaron el puente en Aysén, los que bloquearon las carreteras en Calama o a los estudiantes que marchan y marchan.


El que llegó último en esas primarias fue un extraño sujeto, militante socialista, hijo del statu quo, que dijo que su derrota se debía a un posible desprestigio de los partidos políticos. De algo le sirvió perder.


Pero lo notable de Providencia, es que demuestra en los hechos que es posible convocar a la gente para que sea ella la que dirima sus mejores representantes y no resignarse a quedar a merced de los que han venido suplantándola.


Suma, como otro hecho relevante, que la señora ganadora fue capaz de integrar en su propuesta las exigencias estudiantiles que, como sabemos, en esa comuna más que en cualquier otra, el odio fascista del alcalde reprimió, expulsó, maltrató y criminalizó los heroicos  estudiantes  de sus liceos.


Y, la guinda de la torta, la señora que ganó la primaria acumuló a su activo de respaldo, a los padres y apoderados de esos mismos muchachos. Bastaría ahora que los estudiantes de Providencia se pongan a la cabeza de esa extensión de sus movilizaciones y darían al río con ese vetusto alcalde que cada día se parece más a la perla retrógrada que llevaba el dictador en la corbata.


La primaria de Providencia se alza como una nueva señal del naufragio de los partidos que han traído al país hasta acá. Pero mucho más importante aún, es que se prueba una fórmula incipiente que podría colaborar a superar la parte de la crisis que nos compete a los de este lado.

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