La visión que el chileno Pablo Larraín hace en su filme No sobre el referéndum que en 1988 sacó al dictador Augusto Pinochet de la presidencia, fue recibido hoy con una intensa ovación en el Festival de Cannes. El pase matinal de la cinta, que protagoniza el actor mexicano Gael García Bernal, logró una poco habitual respuesta de su primer público, lo que agradó a director, guionista, actores y resto del equipo de una película que participa en la Quincena de Realizadores.
“Esta es una película que debía haberse hecho ahora. Merecía contarse, y la verdad es que es una película que hicimos porque nos llegó” explicó Larraín a la prensa después de la proyección. “Estamos muy contentos de contarle esta historia al mundo porque creo que, sobre todo hoy día, como está el mundo, como está Chile, era una gran oportunidad para hacerlo”, agregó el realizador. “Pienso que la película tiene un mapa, no solo de lo que pasó durante la dictadura, sino de lo que ha pasado en los últimos veinte años también”, continuó el director. “Los pilares, las columnas, las bases del Chile de hoy, se mapeó en la manera en la que se constituyó la franja del no. La lógica que hay ahí sigue siendo hoy día muy relevante en un país como Chile”, estimó.
La película, que cuenta con guión de Pedro Peirano y está rodada con cámaras Ikegami de 1983 para dar exactamente el tipo de soporte que se vincula con las imágenes de esa década del siglo XX, cuenta el episodio histórico del referéndum convocado por el dictador para seguir en la presidencia hasta 1997. Un propósito en el que fracasó y que Larraín narra desde el punto de vista de René Saavedra -el papel interpretado por García Bernal- un joven publicitario que se encargará de la campaña publicitaria a favor del “no” a Pinochet.
El director reconoció que en la cinta “hay mucha nostalgia, el plebiscito del 5 de octubre del 88 es una fecha vértice, una fecha bisagra; está todo el pliegue de la historia chilena metida ahí, de la reciente al menos”. Y eso, aseguró, porque cree que, “si bien lo que había era una dictadura, se promete un sueño”. Para Larraín, la “clave” de la cinta está en “cómo un grupo de personas toman las herramientas creadas, impuestas por la dictadura, esas herramientas sociales e incluso políticas, y las utiliza para crear un discurso que permite finalmente derrotar a Pinochet“.
“Ahora, ¿es solo la derrota de Pinochet o es también la victoria del modelo de Pinochet? Esa ambigüedad creo que es la concepción de la película”, aseguró. “Después de eso hemos vivido 25 años donde el modelo que impuso Pinochet ha subsistido y es el modelo que hoy día nos tiene en las circunstancias que recién describo (agregó tras referirse al Chile actual). ¿Cuál es la solución? yo tampoco lo sé”, afirmó. El actor García Bernal, por su parte, contó a la prensa que participar en este filme le sirvió para darse cuenta “del profundo dolor que causó la dictadura. Eso no es lo raro, pero es de lo que me di cuenta”.
Y recordó ese golpe “tan fuerte que fue la dictadura y cómo dejó a muchas personas profundamente atemorizadas, y cómo las personas, no solo los chilenos sino de otras partes de Latinoamérica también, tratan como de redimirse con el hecho de que todavía están vivos“. García Bernal vinculó esta reflexión con la etapa electoral que vive su propio país: “Todo lo que estoy diciendo aquí tiene también una referencia con México (…) la gente está aterrorizada, atemorizada, y vivimos en un estado de sitio”, aseguró antes de aludir a la eventualidad de una victoria del PRI.
Y recordó que, en el filme sobre el “no” que los chilenos dieron a Pinochet, “la gente habla de que tiene miedo de ir a votar y de por qué los que estaban en el poder se sentían confiados en que iban a ganar”.