Septiembre 20, 2024

La negra astucia de Corbalán

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alvarocorbalanUna filtración a los medios de comunicación nacionales en el pasado mes, consecuencia de una operación de “inteligencia” de Gendarmería de Chile, hizo público un memorando, de carácter “secreto”, pensado y redactado al interior de Punta Peuco, penal creado en el gobierno del democratacristiano Eduardo Frei hijo, tal vez, como favor a la cierta cercanía  – en palabras del asesino Contreras – que tenia con algunos militares  actualmente acusados y condenados por violación a los Derechos Humanos. Si bien estas cercanías pueden ser cuestionadas y desmentidas, la duda prevalece por cuestiones que transcienden una simple coincidencia. Se viene a la memoria el día y la forma en que Frei salvo a Pinochet.

 

El autor de este documento era quien fue conocido en los submundos del terror como Álvaro Valenzuela. Chapa bajo la cual el ex jefe operativo de la DINA y ex integrante del Comando Conjunto, Álvaro Corbalán Castilla, hostigó, detuvo, interrogó, torturó, asesinó e hizo desaparecer a una parte significativa del pueblo chileno. Ese segmento adversario de la injusticia, en su amplia magnitud, pero principalmente enemigo del conformismo y autocomplacencia interna que flagela al individuo cuando este debe optar entre sus convicciones o su existencia. Cuando este se plantea la convicción y la existencia de vida de maneras paralelas, como dos alternativas inversamente proporcionales pero no inherentes la una de la otra, como todas las víctimas de la violencia de Estado lo pensaron. Violencia contingente, aunque ahora tácita.


Con esto es inevitable abstraerse de las historias de vida y de consecuencia humana e ideológica de, por ejemplo, Miguel Rodríguez Gallardo, el “Quila” y de Héctor Patricio Sobarzo Nuñez. Por otro lado,  de Lisandro Sandoval Torres, José Carrasco Tapia, Juan Alegría Mundaca, Abraham Muskatbit Eidelstein, Seguro Rivera Gallardo, Gastón Vidaurrázaga Manríquez, Paulina Aguirre Escobar, Juan Luis Riveras Matus, Juan Soto Cerda, Jaime Cuevas Cuevas, Luis Pincheira Llanos, Nelson Araneda Loaiza, Gonzalo Fuenzalida Navarrete, Julio Muñoz Otarola, Manuel Sepúlveda Sánchez, Alejandro Pinochet Arenas, Julián Peña Maltés. Víctimas de torturas, asesinatos  y desapariciones atribuidos directamente, en 1º y 2º instancia, o en su mayoría condenas ratificadas por la Corte Suprema, a Corbalán y sus círculos de acción.


El mismo, quien siendo lacayo del dictador y engrasando las cadenas de la dictadura, ideó y planteó un plan (1) de asesinato del candidato de la oposición, en ese momento democrática, Patricio Aylwin o en su defecto una estrategia de desestabilización política y social para que, consecuentemente, los grupos castrenses y civiles se mantuvieran en el mandato supremo. El mismo sujeto que fundó la institucionalidad derechista y nacionalista Avanzada Nacional, con los mismos fines antedichos, contando con la participación de  Cruz-Coke padre e hijo.


El documento que se fue capaz de gestar, nacido de las lógicas dictatoriales de Corbalán, deja entrever la ineficacia de la administración de los recintos penales nacionales, en los cuales el comportamiento de los que allí cumplen condena por violación a los DD.HH, debiera ser uno limitado, especialmente en lo que se refiere a la posibilidad de contar con canales de información y contacto horizontales (entre pares), verticales (con informantes en las altas esferas de las instituciones públicas) y externos (con la civilidad derechista). Es bien sabido que en el mencionado documento se hace referencia a la vida privada de altos funcionarios de Gendarmería.


A la vez, y tomando en cuenta que un individuo posee un derecho básico como la posibilidad de visitas racionadas durante la semana,  ya traspasa el límite hasta de lo humillante que mediante la condescendencia del Hospital Militar, nido nostálgico de tiempos oscuros, se pueda, desde allí, coordinar y tener la posibilidad de contacto a destajo por vía telefónica e internet. Sin perjuicio de esto, la responsabilidad que le cabe al mero manejo administrativo de un recinto penal, con todo el tráfico de contactos e influencias que signifique, no es netamente lo relevante.


Existe una analogía del hermetismo histórico que las FF.AA tienen en los espacios de la sociedad civil mediante una exclusión – exclusividad urbana – poblaciones, clubes y colegios propios – y endogamia social – socialización y proyectos personales dentro de los círculos socialmente legitimados y aceptados –  que se extiende, se quiera o no, en los espacios penales. ¿La causa de esta extensión? Variadas. Una legitimidad con la que aun cuentan las ramas castrenses en esta democracia liberal, entre los diversos espacios sociales y de derecha que existen, especialmente aquellos explícitamente duros que son proactivos en demandar “justicia” para sus “presos políticos militares”. Legitimidad que si fuera por sí misma y en sí misma, no podría tener tal relevancia.


No obstante dicha legitimidad se ha extendido a través de las elites políticas de la Concertación, que si bien fueron responsables en cierto sentido de medidas de reparación que se podrían considerar mínimamente proactivas,  encausaron mediante un lenguaje y acción la violación a los DD.HH a un cauce judicial, pero no político. Relegando este tema a una dimensión paralela. Contemplativa. Metaforizando lo que debe ser tangible. De propiedad de todo el pueblo. Claramente no se cuestiona la transparente reacción de hijos en puestos políticos de víctimas de la Dictadura, pero no es regla general. La actitud reactiva del poder, por 20 años, ha llevado en gran medida a esto. A tratar un tema, cuando las circunstancias obligan a que se ponga en la mesa del juicio público y popular, como uno molesto, secundario. Una responsabilidad que se le encaja a otro. Un otro abstracto, sin identidad. Se deja allí. Objeto para que la simple coyuntura lo mueva, por inercia, si es necesario.


Otra faceta de esa cierta legitimidad proviene de aquellos que descolgados de la Concertación en partidos llamados independientes de centro o pragmáticos, levanten candidaturas, por ejemplo, de artistas nacionales que en su momento fueron plato principal de las diversas giras del dictador. Luis Dimas, es uno de ellos. Actual candidato a Alcalde por la comuna de Lo Espejo.


A modo de paréntesis, en este caso particular hay algo interesante que se puede generalizar. Hay muchos individuos de este tipo que justifican sus acciones en tiempos pasados basados en la coyuntura. Por ejemplo: “…pero existieron muchos artistas más que igual tuvieron algo (con la dictadura) porque estaban trabajando.” O “Conocí muchos periodistas de izquierda cubriendo eventos de Pinochet y publicitándolos y nunca nadie dijo nada” (2).


Es sencillo justificar los errores a partir del resto, como forma de evadir la responsabilidad propia. Superficialmente este argumento puede aceptarse, pero la propia evidencia empírica de muchos periodistas, artistas, escritores que si escogieron una opción realmente opositora, a costa de sus familias y trabajos, consecuencia de una clara postura en contra de la dictadura y todo lo que ella implicaba, destruye cualquier palabreria de este tipo. Muchos medios independientes y opositores se crearon el espacio bajo represión para hacer lo que mejor sabían hacer. Su trabajo. Sin remuneración, sin circuitos internacionales ni nacionales remunerados. Autogestionados. Señor Dimas, en contraste a usted, existieron muchos que sencillamente supieron de prioridades, de convicciones y no de interés por el dinero y fama, tonos grises ni medias tintas.


Siguiendo el tema, Corbalán si en la totalidad de sus aspectos es desequilibrado, fue capaz de captar y moldear  esta legitimidad, que está allí, a disposición, para sus fines. Sustancia práctica que le llega diariamente, junto a sus llamados camaradas de armas, por medio de todas las exclusividades y facilidades de las que son beneficiarios. Se sabe, tal vez, innecesario coyunturalmente. Pero se entiende como un individuo con un grado desbordante de legitimidad. “Corbalán [se refiere a si mismo en 3º persona] fue el Agente Secreto con mayor cantidad de cursos y especializaciones, hizo toda su carrera militar en el área de inteligencia, cumplió delicadas misiones de Seguridad Nacional en el extranjero y el día que se conozcan los detalles de ella, será admirado y respetado por todos los chilenos, sin distinciones políticas” (3). Más expresivo que esto; difícil.


Se siente un sujeto vigente. Vigencia a partir de la misma lógica que comparte con el gobierno y con algún resto de la Concertación cuando fue gobierno. La creación de situaciones o problemas artificiales  para la justificación de la represión o inhibición de derechos civiles y sociales. Abundan los ejemplos. Grupos paramilitares de la Araucanía financiados desde el extranjero, células subversivas anarquistas y la general criminalización de los movimientos y expresiones populares. Judicializar el lenguaje. (4).


Comparte con los personeros de gobierno el mismo lenguaje. En palabras del Ministro Larraín: “El gobierno no debe rendirse ante demandas de la calle” (5). Un sustrato lingüístico claramente antipopular a partir del sentirse perteneciente a una elite. Pertenencia desde el adoctrinamiento interno que las escuelas matrices mantienen hace décadas. Un cierto retazo de superioridad ante la Ley. De encarnarse el mismo en esta. En palabras de un subalterno prototipo de los aparatos represivos de la dictadura, Andrés Valenzuela: “Siempre pensé que estaba sobre la Ley” (6)


En fin. Idearios institucionales se vuelven a repetir  en este posible documento. En el caso que este fuera falso, no quita que un vocabulario histórico, de un sector de la sociedad este aun presente. Ideas desde unos pocos privados de libertad – ¿qué tipo de libertad?- que tienen su correlato en otros tantos civiles en las diferentes dimensiones de la sociedad. Una línea compartida, por estos, mediante la acción y por otros a través de la omisión. Compartido por sectores que por gen histórico-político debieran extirpar de raíz el cáncer dictatorial que aun prevalece en el Chile de hoy. Sin duda, el gran desafío de la próxima fuerza social y política que se constituya como gobierno – el “cuanto queda” es desconocido –  será el de concluir esta presencia que se inmiscuye en todos los espacios que deja el conformismo sin convicción. La gran consideración que hay que recalcar, como menciono Orlando Letelier, es que la violación a los Derechos Humanos no se pueden entender como un fin en si mismo, y por lo tanto condenarla en si misma, sino como un medio para imponer el sistema económico actual. Esa será una manera de terminar con la ambigüedad que es permisiva con los retazos históricos que algunos condenamos.


Rodrigo Cárcamo Hun

rodrigocarcamohun@hotmail.com

(1) Información presente en los documentos desclasificados de la CIA, Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos y Departamento de Estado norteamericano.

(2) Entrevista a Luis Dimas. Disponible en: http://www.lacuarta.cl/diario/2005/12/04/04.32.4a.ESP.LUISDIMAS.html

(3) CIPER Chile. http://ciperchile.cl/2012/04/18/punta-peuco-i-la-fallida-operacion-de-inteligencia-de-alvaro-corbalan/

(4) Ver documento redactado por Corbalán. Disponible en: http://cambio21.cl/cambio21/site/artic/20120419/pags/20120419171054.html

(5) Disponible en: http://www.eldinamo.cl/2012/04/19/ministro-larrain-gobierno-no-debe-rendirse-ante-demandas-de-la-calle/

(6) CIPER Chile. http://ciperchile.cl/2011/09/30/andres-valenzuela-confesiones-de-un-agente-de-seguridad/

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