El viernes recién pasado, Sebastián visitó, por primera vez, el Museo de la Memoria; lugar que aloja la historia del período sangriento marcado, para siempre, por la dictadura de Pinochet.
“Yo también soy chileno, yo también soy parte de la historia de Chile; yo también viví el periodo de la dictadura militar, pero hoy día soy Presidente de Chile y tengo que buscar que estas heridas cierren y que los chilenos podamos mirar el futuro con más unidad, con más respeto y con más tolerancia”, argumentó tratando de demostrar “mucha emoción”.
Te escribo, Sebastián, para decirte que tu repentino arranque de conciencia no me convence.
¿Pretendes curar las llagas profundas que a fuego selló en el alma de Chile la dictadura militar?
Cómo cerrar las heridas cuando los sobrevivientes de las matanzas, torturas y persecuciones ven, hoy, sentado a tu lado a:
Un Chadwick adulador y colaborador del dictador.
A un Teodoro Rivera, actual Ministro de Justicia y quien fuera asesor del Ministerio del Interior en la época más feroz del régimen militar.
A un Harald Beyer que en su calidad de Ministro de Educación aprueba borrar de los textos escolares el concepto “dictadura militar”.
A un Labbé, torturador, que desde su puesto de autoridad pública aún sigue predicando el legado del chacal.
En fin, no sigo con el listado porque me alargaría demasiado.
En tu visita a este monumento de la memoria histórica aseveraste: “hay que recordar porque cuando uno se olvida, a veces comete los mismos errores”.
Tu palabrería me repugna.
Sebastián: mírate y escúchate aquí
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http://www.youtube.com/watch?v=VBGwQX34oeo
Por esto y mucho más NO TE CREO NADA
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