Extraño caso de un país pequeño, pobre, acosado, atacado y vilipendiado y que tanto ha influido en la historia contemporánea. Acusado de herejía por los poderosos, Cuba ha cometido el pecado de querer ser Cuba. De vez en cuando acierta y otras yerra. Pero sigue ahí.
Camila Vallejo, frecuente blanco del odio derechista, fue de visita a la isla, recorrió algunos lugares, se reunió con sus autoridades y habló con Fidel. Fue suficiente. El facherío se le lanzó al cuello para hacerle saber su sacrilegio, su falta, su torpeza, su suicidio político, su incoherencia.
Camila ha caído en el pecado de no pensar como ellos lo hacen. Y, por cierto, como lo hace la gusanera que por sesenta años ha intentado no sólo matar a Fidel Castro más de seiscientas veces, sino que bloquear la economía de ese pequeño pero digno país.
Incluso el director de The Clinic ha dicho que parece una vieja pinochetista porque no tuvo la consideración de tomar en cuenta a un artista cubano disidente que dijo lo que quiso en su carta publicada urbi et orbi, criticó a su gobierno, denunció abusos y atropellos y no le pasó nada.
Curiosa dictadura la cubana. Habrían esperado que este señor hubiese sido detenido por dos corpulentos policías, de guayabera blanca y Makarov al cinto.
Tanto a la derecha como al director de The Clinic, les vale callampa Cuba y es probable que jamás quieran vivir entre Cerro y El Vedado.
Y si les da la gana, estos señores pueden repetir lo de las detenciones masivas de gentes antes de la llegada del Papa. Y ocultar que de esta razzia no se haya sabido por alguno de los más de trescientos periodistas que lo acompañaban. Quizás eran todos comunistas o cómplices de los Castro Brothers.
La derecha y el director de The Clinic odian a Castro. Y denuncian la falta de libertad imperante en la isla que no permite manifestaciones en la Plaza de la Revolución De haberlas, tendrían el inestimable apoyo y solidaridad de la derecha y de The Clinic.
¿A propósito, habrá ido alguna vez el director de The Clinic a Cuba? Si lo ha hecho, ¿habrá sido para manifestar su hondo pesar por lo que allá sucede y habrá solidarizado con sus amigos cubanos, y habrá reclamado frente al Ministerio del Interior, y leído una proclama democrática y solidaria?
¿O sólo habrá visitado las playas, disfrutado del mojito, los Cohibas y las mulatas?
Ni al director de The Clinic ni a la derecha, por las razones que sean, le gusta Cuba, ni el socialismo, ni Fidel, ni Raúl, ni nada que huela al azufre comunista que sale de la isla. Eso es legítimo.
Para los que sí queremos, respetamos y admiramos a Cuba, nos basta con que Cuba siga siendo Cuba a pesar de errores, falencias y escaseces. Y que, a pesar de todo, haya mucha gente en el mundo que también quiere, respeta, defiende y admira a Cuba.
No son en la mayoría de los casos gentes con poder. Se trata a menudo de habitantes de países misérrimos que han conocido esa cosa rara de los cubanos de entregar lo poco que tienen para compartirlo con el que no tiene o tiene menos, a cambio de nada. Incluidas sus propias vidas. Qué extraña dictadura.
Los amigos de Cuba, en general, son gente despreciada por los poderosos Y muchos han encontrado en la isla la oportunidad de educación, salud, respeto, reconocimiento, protección, solidaridad y, por qué no, pocos diarios, burocracia y una televisión latosa.
Cuba tiene entre sus amigos a no pocos desesperados, sobrevivientes, perseguidos, pobres, afuerinos, desterrados, expatriados, locos y marginados. Aunque también cuenta con amigos entre intelectuales, actores, actrices, escritores, religiosos, músicos, filósofos, periodistas y dirigentes de distintas naturalezas que la quieren y la respetan.
Pero lo que mejor caracteriza a Cuba son sus enemigos. Banqueros, generales, dictadores, halcones pentagonales, los presidentes estadounidense, fascistas reconocidos, terroristas confesos, directores de la FBI, la CIA y el KU Klux Klan, controladores de satélites, traficantes de armas y de drogas, mercenarios, espías y un zoológico esplendido de escoria humana.
Pero por sobre todo, el enemigo número uno de Cuba es la potencia más inhumana que ha existido sobre la tierra, Estados Unidos.
De manera que lo que el director de The Clinic y la derecha chilena digan o hagan en contra de Cuba y de sus amigos, da lo mismo. Uno y otros vienen a ser un detalle insignificante si se compara a lo que ha debido enfrentar Cuba en sesenta años.