Washington.- La presidenta brasileña Dilma Rousseff se quejó de la política monetaria estadunidense y no logró grandes avances en materia comercial, durante un encuentro celebrado este lunes en la Casa Blanca con su par Barack Obama, con lo que quedaron de manifiesto las tensiones entre las dos mayores economías del continente.
La mandataria dijo que las políticas monetarias expansivas en los países desarrollados eran necesarias para evitar un deterioro de los problemas económicos globales, aunque expresó su preocupación por las consecuencias no deseadas que esta estrategia tiene en las economías en desarrollo como Brasil.
Las autoridades brasileñas culpan a las bajas tasas de interés y a los programas de compra de bonos de Estados Unidos y Europa de causar un tsunami monetario
que ha inundado de liquidez a Brasil y ha provocado un alza del real, lo que hace menos competitivas a las exportaciones del país sudamericano.
Las políticas monetarias expansivas en última instancia llevan a una depreciación de la moneda de los países desarrollados y perjudican el panorama de crecimiento de los países emergentes
, dijo Rousseff.
Posteriormente, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declinó comentar sobre la respuesta de Obama a las preocupaciones manifestadas por la presidenta Rousseff.
Las declaraciones de la mandataria marcaron el tono de un encuentro en el que ambos líderes hablaron sobre la necesidad de aumentar el comercio, la inversión y la cooperación, pero que arrojó pocos resultados concretos.
Obama, en declaraciones en el Salón Oval, se refirió a Rousseff como una buena amiga
y felicitó a Brasil por realizar un progreso extraordinario
en la reducción de la pobreza.
Nuestro comercio e inversión alcanza niveles récord, lo que genera empleos y oportunidades de negocios en ambos países
, dijo Obama con Rousseff sentada a su lado.
En temas internacionales, Rousseff expresó su preocupación por las sanciones contra Irán, y cómo pueden aumentar las tensiones y provocar un incremento de los precios del petróleo, dijeron fuentes a Reuters.
Las empresas estadunidenses están ansiosas por conseguir un mayor acceso a Brasil, que el año pasado superó a Gran Bretaña para convertirse en la sexta economía mundial y que en la última década sumó 30 millones de personas a su clase media.
Brasil será además sede del Mundial de Futbol de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016, por lo que muchas compañías estadunidenses están interesadas en participar de proyectos de infraestructura. Sin embargo, las conversaciones para mejorar la integración comercial han dado pocos resultados.
Poco antes del encuentro entre Obama y Rousseff, el canciller brasileño Antonio Patriota dijo a líderes empresariales que le preocupaba el elevado porcentaje de materias primas que había en el comercio con Estados Unidos y expresó su esperanza de que la mayor economía del mundo comience pronto a comprar más bienes manufacturados a Brasil.
Algunos funcionarios brasileños se quejaron en privado, antes de la visita de Rousseff a Washington, porque consideraban que el gobierno de Obama no reconoce de manera adecuada el creciente papel de Brasil en los asuntos globales y llegaron a decir a Reuters que estaban decepcionados porque la visita no incluyera una cena en la Casa Blanca.
Durante un foro antes del encuentro en la Casa Blanca, la secretaria de Estado Hillary Clinton definió la relación entre ambos países como una de las más trascendentes del siglo XXI
.
Patriota y Clinton firmaron un memorando de entendimiento para impulsar la cooperación técnica aeronáutica.