El accionar del actual Subsecretario de Pesca, Pablo Galilea, parece estar encaminado a lograr que dentro de la comunidad pesquera artesanal, sea conocido y reconocido como el “rey Midas de la pesca”.
Así al menos ha quedado de manifiesto en los múltiples viajes que el señor Galilea ha realizado con el fin de ofertar y/o entregar dinero a las organizaciones de pescadores artesanales del país, contando para ello con el silencio cómplice de su jefe directo, el ministro de Economía, Pablo Longueira.
Es así como, extrañamente la condición para planear el itinerario de sus viajes parece obedecer a la potencial amenaza que puede representar la organización en cuánto a su capacidad de movilización en reclamo por la defensa de sus derechos, siendo la mentira y omisión herramientas de uso permanente en su discurso. Un claro ejemplo de la falacia del Subsecretario queda retratada en sus declaraciones al referirse al conflicto en Aysén, no dudando en decir a los medios de comunicación masiva que todos los problemas de la región en pesca estaban solucionados, esto incluso antes de reunirse con las organizaciones de pescadores artesanales afectadas.
Así, mientras el principal reclamo de las organizaciones de pescadores de la región y del país dicen relación con la sustentabilidad de los recursos pesqueros el Subpesca hace oídos sordos a tal cuestión, siendo además mencionada sólo de forma accesoria y ornamentalmente demagógica en el proyecto de Ley Larga de Pesca que se encuentra actualmente en el Congreso, que nosotros hemos denominado proyecto Longueira, ya que el Ministro en cuestión es uno de los autores intelectuales de la iniciativa legal que pretende privatizar en manos de unos pocos empresarios el patrimonio pesquero nacional, que cuenta por supuesto con el respaldo de las grandes organizaciones patronales de la pesca (Sonapesca y Asipes).
El proyecto de Ley, no pasa de ser más que una caricaturesca demostración de los buenos modales e intenciones que los personeros del gobierno empresarial dicen tener al ingresar la iniciativa legal, sin que esta tenga previo análisis y discusión de los impactos nefastos que la prolongación de los denominados Límites Máximos de Captura por Armador han tenido en lo que respecta a la conservación y cuidado de la biodiversidad marina, biodiversidad de recursos pesqueros que a toda costa se quieren administrar como si se tratase de recursos no renovables (como el caso del cobre).
Enfoque precautorio, sustentabilidad, entre otros, no son más que un sin fin de epítetos empleados por los personeros de gobierno para hacer parecer que el proyecto ingresado es “un buen proyecto”, claro está, centrado ante todo en la sustentabilidad de los bolsillos del empresariado local.
Y es que al proyecto en sí no muestra herramienta alguna que sirva al menos para encaminarnos hacia la obtención del logro de los objetivos tan necesarios y ansiados por la comunidad pesquera artesanal, sino que por el contrario, mantiene la misma fórmula de administración pesquera que rige la actividad hasta nuestros días, esto es, los derechos de propiedad sobre la mayor parte de los recursos pesqueros en manos de un pequeño grupo de familias, excluyendo totalmente a los pescadores artesanales, que ven cercadas sus oportunidades por un eventual cierre del registro pesquero artesanal, que consagra los pocos recursos pesqueros destinados al sector, en manos de armadores artesanales, dueños al igual que los grandes empresarios pesqueros, de los derechos de pesca de todos los pescadores artesanales.
A todo esto debemos agregar la mantención de “artes” de pesca totalmente dañinos para el medio marino y sus especies como lo es el arrastre, punto siempre omitido en las declaraciones del Subsecretario de Pesca sobre el tema “sustentabilidad”, así como omite a los beneficiarios de esta iniciativa legal. En su lugar, para camuflar los verdaderos intereses detrás de la aprobación de tal Ley, Galilea ofrece proyectos en dinero, con los cuales lograr encantar a algunos dirigentes poco informados, o que simplemente están dispuestos a traicionar a sus compañeros, en pos de sus intereses individuales.
En fin, razones no nos faltan para poder decir que ciertamente parecemos encontrarnos, frente a una nueva figura mítica con pretensiones parlamentarias, que bien puede ser conocido o recordado como el rey Midas de la pesca, y que a diferencia del original cuento no convierte en oro todo lo que toca, sino que con el dinero de todos los chilenos, compra la complicidad y conciencias de algunos dirigentes que dicen representar los intereses de la pesca artesanal.
Negociados en la pesca, ofertones de proyectos y dineros, donde el bullado caso de Aysén lamentablemente no es la excepción.
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Cosme Caracciolo A.
Pescador Artesanal.