Septiembre 21, 2024

Paul Auster: “La memoria es resbaladiza y distorsiona con facilidad”

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paulausterPaul Auster se aburrió de la ficción y se decidió a contar los episodios de su vida pasada que más le han marcado. De esta manera, nació ‘Diario de Invierno’, donde el escritor norteamericano relata entre otras cosas las masturbaciones adolescentes, sus pánicos o su experiencia con una prostituta parisina.

 

Que la vida real supera a la ficción es una sentencia que se repite a menudo tanto en el mundo literario como en el mundo del cine.


Así también lo piensa Paul Auster y ante la idea no dudo en retratar su vida pasada en un libro: ‘Diario de invierno’, que se demoró 4 meses en escribir y bajo la peor nevada que haya azotado a Nueva York en los últimos tiempos.


“La vida es increíble, pasan cosas impredecibles”, dice Paul Auster en la FNAC de Madrid donde presentó su obra ante periodistas y que ya es best seller en español.


“Pensé en esta obra como la historia de mi cuerpo. Creí que era el mejor momento para dejar de lado las historias y contar cómo me había sentido viviendo con el cuerpo desde el primer momento. En el libro hablo de mi madre, porque mi cuerpo comenzó en su cuerpo. He escrito de todos los lugares donde viví y que han albergado mi cuerpo de los elementos. Cómo no, también abordo la importancia del cuerpo en el amor. Nadie tiene historias de amor telepáticas porque es algo físico”, señala este hombre de grandes ojos.


Ante este nuevo reto, el escritor y contador de historias de 65 años, se ayudó mediante la confección de listas de recuerdos.


“Me di cuenta de que la enumeración de cosas es un método para entrar en los recuerdos, y recordar lo que me pasó en cada uno de los momentos. Me gustó recordar las cosas más importantes que me estaban pasando en cada situación por libre asociación”, explica.


Al norteamericano le gusta mucho hacer listados. Una afición que le viene de sus lecturas de Rabelais, James Joyce o Joe Brainard.


“Mi mujer, Siri Hustvedt, una estupenda escritora, trabajó durante 3 años en un hospital de salud mental como profesora de escritura. Ella utilizó el método de Joe Brainard (‘Yo recuerdo’) para tratar a la gente con problemas de memoria. La gente recuerda cosas que había olvidado si las muestra por escrito. Si te pones un bolígrafo en la mano y escribes “yo recuerdo” una y otra vez, van saliendo todos los recuerdos. Otro de los libros épicos de Brainard es “No Story” y su final dedicado: Espero que no hayáis disfrutado leyendo la historia como yo disfruté no escribiéndola’”, destaca.


En tanto, el invierno es parte fundamental de su nueva obra. Por ejemplo, el título del libro también hace un guiño a la canción ‘Winter Journey’ de Schubert.


“’Winter Journal’ se escribió durante el invierno. Lo comencé el 3 de enero de 2011 y acabé en mayo del mismo año. Fue un proyecto de cuatro meses, aunque estuve bastantes meses revisándolo. Se trata de un libro en el que aparecen muchas escenas invernales. El año pasado hubo un invierno brutal en Nueva York, uno de los más duros que yo he vivido: nieve, lluvia gélida… fue un periodo duro. Me pase todo el invierno escribiendo sobre el invierno”, declara Auster.


Sandra, la prostituta poeta


En las páginas de ‘Diario de invierno’ hay un capítulo donde aparece la prostituta Sandra. Un personaje que roza el surrealismo y que despertará más de alguna pasión. “Ella era una prostituta bellísima de París que recitaba a Baudelaire de una forma increíble… Fue un encuentro breve, intenso y ella era un poco bizca, pero nada es perfecto”.


¿Puede convertirse este libro en una película?


Para Auster, ahora mismo, no hay proyectos cinematográficos. “El mundo del cine independiente en EE.UU se está derrumbando y en Europa la cosa va igual de mal. Es difícil conseguir fondos para el cine independiente. Aunque consigas juntar el dinero es difícil que la muestren en el cine. Es muy complicado hacer que la gente no vea cine comercial”.


Y agrega que “en mi opinión, hay que pensarse si merece la pena el esfuerzo de hacer una película para que luego la vean doscientas o trescientas personas”.


¿Escribir o filmar?


“Quizá las películas contadas son mejores que las vistas”, concluye.

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