Septiembre 20, 2024

El “caso Dreyfuss”

alfred-dreyfus

alfred-dreyfusEn el transcurso del célebre “caso Dreyfuss”, el 12 de enero de 1898 Emile Zola, publicó en el  periódico L’Aurore, la famosa carta “Yo acuso” en la que denunciaba al Estado Mayor, al Consejo de Guerra, a los expertos y a la prensa nacionalista apelando a la autoridad suprema del Jefe de Estado y a su conciencia histórica. Aquel escrito causó gran conmoción ya que se vendieron 200.000 ejemplares.

 

En 1894, el capitán del Ejército francés Alfred Dreyfuss –judío alsaciano- fue acusado de traición. Poco después, se demostró que todo era falso y que la imputación estaba inspirada en el sentimiento antisemita mayoritario en el Ejército y en los sectores más conservadores de la sociedad francesa de la época. Dreyfuss era un oficial del Estado Mayor, al que se lo culpó de entregar secretos militares a una potencia enemiga.


El “caso Dreyfuss” es uno de los procesos más significativos de la transformación política y social de fines del siglo XIX. Representa la confrontación entre dos visiones políticas del orden jurídico y social: la de los valores “antiguos” -entre ellos el nacionalismo –entendido en su sentido más estrecho, la superioridad mal entendida de las instituciones, en este caso de la grandeza del ejército francés y del poder omnímodo del Gobierno–, así como la actitud negativa de un sector de la prensa vinculados a defensa de posiciones arcaicas, generando un tipo de opinión pública. Frente a ello los “nuevos” viejos valores, propios de la democracia como el respeto al Derecho y la exigencia de la Justicia, y sobre todo ello la irrupción de una cultura política nueva de ciudadanía compartida.


Asimismo fue la “carta de presentación” de un elemento novedoso: el antisemitismo moderno como parte del arsenal ideológico de las derechas, un antisemitismo que tenía raíces en una judeofobia ancestral en la sociedad promovida por la Iglesia Católica, al que se le agregaban elementos mas modernos tales como la acusación de ser burgueses e instalar las formas capitalista, culpables de la realidad de los dominados y al mismo tiempo de promover la ideología comunista, asimismo como por ser conservadores y aferrarse a sus tradiciones o modernizantes por proponer una serie de innovaciones culturales, discriminando al judío por el solo hecho de serlo.


La conclusión casi lógica de este desarrollo es Auschwitz.


Negar Auschwitz (que es negar el genocidio padecido por el pueblo judío durante la IIa. Guerra Mundial) es avalar que la condición humana es capaz de llegar a límites insospechados de salvajismo y crueldad, y es negar la humanidad de cualquier persona. No importan las cantidades ni los sujetos a quienes fue aplicada la política de exterminio; es negar al otro, al diferente, sea quien fuere.


Auschwitz es la negación misma de la posibilidad de un verdadero humanismo, un humanismo basado en el respeto y en una relación fraterna entre iguales. Antisemitismo después de Auschwitz no es un antisemitismo a pesar de Auschwitz, sino un nuevo antisemitismo debido a Auschwitz, nacido de vergüenza y culpa.


El “caso Dreyfuss” nos permite analizar una serie de conflictos graves y serios, tale como racismo, discriminación, xenofobia, cuestiones tan presentes en estos días y nos dan la oportunidad de adoptar una actitud consecuente, coherente y comprometida trabajando por construir sociedades justas, dignas, democráticas, incluyentes de todos y cada uno.


* Historiador.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *