Noviembre 27, 2024

Grecia en llamas: El preludio de la Revolución Europea

grecia_llamas

grecia_llamasLos peores temores de las clases gobernantes de Grecia y Europa se están haciendo realidad: una explosión social incontrolable está en marcha en Grecia.

Al momento de escribir estas líneas, en la madrugada del 12 al 13 de febrero, los choques violentos y las luchas callejeras entre los manifestantes y la policía antimotines continúan en el centro de Atenas y en otras ciudades de todo el país. La falsa “mayoría” que acaba de votar en el Parlamento el nuevo paquete de medidas de canibalismo social -impuesto por la troika de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI- no puede y no podrá parar el incendio social que se expande por el país y se extiende, más allá de Grecia, por toda Europa y a nivel internacional.


La manifestación popular del domingo 12 de febrero, en la plaza Syntagma, fue literalmente gigantesca. Cerca de un millón de personas convergieron desde todos los barrios de la capital griega en una movilización de masas que superó en magnitud y espíritu de lucha a todas las anteriores -incluyendo las enormes marchas durante las huelgas generales de junio y octubre de 2011.

La semana pasada ya habían tenido lugar dos huelgas generales (el 7 y el 10-11 de febrero), pero muchos factores -falta de preparación, oposición burocrática a una real movilización de masas, extremas condiciones climáticas- habían influido para que si bien resultaran significativas, no hayan tenido nada en común con lo que sucedió el 12 de febrero, cuando las masas desbordaron las calles de Atenas y casi todas las demás ciudades griegas, dando un carácter casi insurreccional a la movilización.

La policía antimotines, con un plan preparado, atacó al pueblo en Syntagma desde los primeros momentos de la marcha, a las 17:15 horas. Cuando el gran compositor Mikis Theodorakis y el héroe de la resistencia anti-nazi Manolis Glezos, ambos de casi 90 años, avanzaron para entrar en el Parlamento y presentar una declaración conjunta de protesta, la policía antimotines los atacó, al igual que a todos los manifestantes en la plaza, con toneladas de químicos. Desde ese momento, el centro de Atenas se transformó en un campo de batalla, mientras la gente continuaba llegando en masa desde todas las direcciones. Enfrente del mismo Parlamento permanecieron y resistieron hasta las 22:30, junto a contingentes del EEK, Antarsyta (izquierda democratizante) y la juventud de Syriza (coalición de centroizquierda). Todas las calles y avenidas desde Omonia a Syntagma -e incluso alrededor de la Acrópolis- estaban colmadas de personas que resistían la salvaje brutalidad policial hasta pasada la medianoche.

En algunas calles se erigieron barricadas. Se incendiaron bancos, grandes negocios, cines y alrededor de 40 edificios. La estación de policía de Exarchia fue atacada. Unos cien ciudadanos de todas las edades fueron heridos -algunos de ellos de gravedad, por lo que debieron ser hospitalizados. Otras cien personas fueron arrestadas, incluyendo a los manifestantes que habían ocupado el Ayuntamiento de Atenas. El centro de Atenas parecía hoy una ciudad bombardeada.

Vale la pena destacar que el estalinista KKE una vez más celebró su propio acto independiente en la plaza Omonia (dicen que reunieron 50.000 personas), pero evitaron juntarse con los cientos de miles de personas en la plaza Syntagma y alrededores debido a los choques de los manifestantes con la policía. Permanecieron lejos de la lucha y, finalmente, dispersaron pacíficamente sus contingentes. De acuerdo con el mantra estalinista, cada choque violento con las fuerzas policiales o cualquier forma de acción directa es “una provocación del Estado”.

La rebelión popular no se limitó a Atenas. En otras ciudades, a lo largo de toda Grecia -desde Corfú hasta el noroeste y desde Tesalónica en el norte a Patras en el oeste y Creta en el sur- hubo y siguen teniendo lugar movilizaciones, manifestaciones, ocupaciones de edificios públicos, municipalidades, prefecturas, etc. Han tenido lugar ataques de manifestantes furiosos contra las oficinas políticas de los miembros burgueses del parlamento: en Corfú (al noroeste, en la costa del Mar Jónico), en Agrinion (Grecia occidental), en Iraklion (Creta, sur del Mar Egeo) fueron destruidas las oficinas de los parlamentarios locales.

La furia del pueblo -tan rápidamente empobrecido y arruinado- se reflejó incluso en el Parlamento al estallar el sistema político parlamentario tal como había funcionado los últimos 38 años, después de la caída de la dictadura. A pesar de que los dos tercios de la mayoría de los diputados votó por el bárbaro Memorándum impuesto por la troika y el actual gobierno de Papademos, el voto negativo sin precedentes de un gran número de diputados fue seguido por expulsiones masivas de los partidos gobernantes que sostienen a Papademos -46 diputados, incluyendo miembros fundadores o jefes de bancada de sus respectivos partidos, ministros y otros- en el medio de la noche del neoliberal “socialista” Pasok, el derechista Nueva Democracia y el ultraderechista Laos. Ahora, en el Parlamento, el segundo bloque en cantidad es el del “Partido de los Expulsados”: 63 diputados desde el comienzo de la crisis (Pasok tiene ahora 130 diputados, cuando su cantidad inicial era de 158, y Nueva Democracia tiene 62; el número total de los diputados es 300). El partido de ultraderecha Laos, al ver achicarse dramáticamente su influencia en las encuestas, votó contra el nuevo rescate, expulsando a dos de sus miembros más importantes, quienes permanecen en el gobierno como ministros (votaron a favor). Sin embargo, el Führer de Laos, Karatzaferis, dijo que continuará apoyando al gobierno de Papadimos para ¡”salvar a la patria del comunismo”!

El líder del partido de derecha Nueva Democracia se manifestó en forma similar, diciendo que su partido es el último baluarte contra el “gobierno de la chusma” -entendiendo por “chusma” a las masas rebeldes que se inclinan cada vez más hacia la izquierda.

El elenco político de la burguesía está diezmado. En los últimos meses se hicieron muchos intentos de crear nuevos partidos políticos burgueses. Con seguridad se harán otros muchos en el próximo período, con tantos políticos burgueses devenidos en “sin techo” luego de sus expulsiones -pero éstos no han tenido éxito hasta el momento, por lo que desaparecen casi inmediatamente después de su primera aparición pública.

El desafío político es para la izquierda. Pero el estalinista KKE (Partido Comunista Griego) continúa su política egocéntrica, focalizada principalmente en su propio fortalecimiento electoral y organizativo, por lo que mantiene el lema “por el poder de los trabajadores” -un tanto vago para un futuro distante. Synaspismos, la principal fuerza en Syriza, mira hacia los restos excluidos del Pasok para construir una especie de “frente popular” con ambiciones gubernamentales. La “Izquierda Democrática”, la escisión derechista del Synaspismos, gracias a sus buenos resultados en las encuestas, se ha convertido en un polo de atracción para todos los refugiados del ala derecha de Pasok, quienes esperan convertirse en un socio menor en una futura coalición de gobierno burguesa, reemplazando quizás al ultraderechista Laos.

La falta de una verdadera alternativa radical al sistema que colapsa por parte de la izquierda, parlamentaria y extraparlamentaria -las que son centristas-, convierte la misión de reagrupar a los luchadores de vanguardia -particularmente la joven generación- en un partido revolucionario internacionalista del proletariado. Ese es el principal desafío y la tarea urgente para nuestro partido, el EEK.

Mientras se desarrolla la explosión socio-política, seguimos luchando cada vez con más determinación por una huelga general indefinida para derrocar al gobierno, romper con la dictadura de la Unión Europea y el FMI, cancelar la deuda a los usureros internacionales y reorganizar toda la economía sobre nuevas bases socialistas, bajo el poder obrero. Nuestras esperanzas están focalizadas en que nuestros compañeros y compañeras de clase en Europa -y en todo el mundo- se nos unan en la lucha revolucionaria y en una Internacional revolucionaria, que ahora es más necesaria que nunca.

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