Este miércoles se ha conocido el acuerdo político entre Renovación Nacional y la Democracia Cristiana para realizar reformas al sistema político chileno. Su objetivo declarado es dotar al país de “más y mejor democracia”. Sin embargo, por el contrario, su objetivo real es ponerle candado a la posibilidad de una real democratización impulsada desde abajo por los trabajadores y el pueblo movilizado por sus derechos, frenando las demandas por Educación Gratuita, Renacionalización del Cobre y Asamblea Constituyente.
La dirección derechista de la DC negoció y pactó por separado este acuerdo con el partido de Piñera, RN. El resto de la Concertación simplemente ha acatado esta política de hechos consumados; pretenden así restarle importancia al surgimiento de un nuevo eje de derecha liberal que se está formando para consolidar un nuevo pacto político liberal y ultracapitalista que busca superar el desprestigio creciente de las instituciones de la “democracia de los acuerdos”.
La Concertación persiste en su naturaleza de coalición dispuesta a todas las componendas con la derecha con el objetivo de preservar lo esencial del sistema de dominación político y de sus estructuras económicas generadoras de desigualdad.
El acuerdo RN-DC, al poner de manifiesto una vez más la naturaleza neoliberal de la Concertación, le pone una lápida a la política del PC de “gobierno de nuevo tipo” y su estrategia de acercamiento con la Concertación sobre la base de acuerdos parlamentarios y electorales. Cuando la “izquierda” se enreda en lo que Lenin llamaba el “cretinismo parlamentario”, se nota. Quienes ganan son siempre los poderosos y los partidos que se dicen “representantes de los trabajadores”, al fin y al cabo, actúan como meras comparsas de las maniobras derechistas.
Ha sido el empuje del pueblo, de las movilizaciones estudiantiles y ciudadanas, de las organizaciones del pueblo mapuche, del movimiento ecologista y de los trabajadores del cobre en sus múltifacéticas formas –que han ido desde la guitarra hasta las barricadas– los que sacudieron el sistema hasta resquebrajarlo, buscando imponer el llamado a una Asamblea Constituyente, educación pública y gratuita, no a HidroAysén, Renacionalización del Cobre y libertad para los presos políticos mapuche.
Hoy, tanto la Concertación, en plena crisis, como la derecha también dividida, buscan recomponer las grietas por las cuales una nueva izquierda anticapitalista pueda fortalecerse. Buscan crear diversión y escamotear las exigencias populares, estudiantiles y proletarias.
Llamamos a las organizaciones sociales y políticas populares, sindicatos, movimientos y asambleas ciudadanas a denunciar esta maniobra para reformar el binominal y recomponer el régimen político postdictadura.
Llamamos a todos y todas a articularse para preparar desde abajo, desde el mundo social, movilizaciones para convocar una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución Política para Chile, única manera de construir una sociedad democrática.
No al pacto concertacionista-piñerista para mantener el régimen político de dominación, la desigualdad y sus privilegios.
¡Asamblea Constituyente ahora!