Un elevado IPC de 0,6% en diciembre sorprende al mercado, cerrando la inflación anual en 4,4%. La revisión del detalle por productos revela que los mecanismos de regulación inciden fuertemente especialmente en tarifas de agua y electricidad, por un lado, y por otro las tarifas de Transantiago y de taxis colectivos y básicos.
El rubro del transporte marca también alzas muy pronunciadas en el costo de los pasajes de transporte interurbano por el inicio de la temporada alta, con un alza promedio de más de 20%, y de 10% en el costo promedio de los pasajes aéreos.
Finalmente, en el rubro de los alimentos, presiones estacionales en fruta y verdura, a las que hay que agregar la persistencia del alza de la carne de vacuno, y ahora se le agrega el incremento de más de 4% en la carne de cerdo, sospechosamente.
Para el economista Hernán Frigolett, en síntesis, “precios regulados generan presiones alcistas en el mes de diciembre, a los que se agregan estrategias de precio en sectores bajo sospecha de prácticas colusivas como en el transporte de pasajeros terrestre y aéreo. El alza de precios de la carne de cerdo también llama la atención, precisamente porque se trata de un sucedáneo de la carne de vacuno, y en el que se observa fuerte concentración de la producción”.
Los precios a la baja se concentran principalmente en bienes de consumo durable del hogar y prendas de vestir, marcados por indicadores de venta menos auspiciosos y que revelan una demanda interna que se ha venido frenando por condiciones de desaceleración general de la economía, que se manifiestan en bajo ritmo de aumento del empleo, remuneraciones nominales que sólo compensan la inflación, y que frente a la inflación de alimentos ajusta el consumo de durables y bienes más suntuarios.