Hace unos meses, el Fondo de Cultura nos presentó una biografía sobre Max Weber, donde se nos muestra la vida y la obra del autor de la Ética protestante.
El autor de esta biografía, Joachim Radkau, intenta darnos una visión completa de Weber, basándose en la biografía hecha por su esposa, Marianne, en 1926.
El hilo conductor de la biografía es la familia de Weber, por donde, transita la vocación y su trabajo científico.
Weber nació en Erfurt, Prusia el 21 de Abril de 1864. Hijo de un acaudalado industrial, cursó estudios en las universidades de Heidelberg, Munich y Gotinga. El prestigio obtenido gracias a sus primeros escritos le valió en 1895, el nombramiento de profesor de economía política a la Universidad de Friburgo y un año después, pasó a Heidelberg. Pero una enfermedad nerviosa le llevó a abandonar la enseñanza.
Desde 1904, Weber dirigió, junto a Sambort y Schumpeter, entre otros, la influyente revista llamada Archiv für sozialwisseuschaft und socialpolitil, en la que publicaron algunos de sus más célebres artículos donde junto con diversos ensayos a los que delimitó su concepción del método básico o <<ideas tipo>> que rigen la racionalización de los comportamientos sociales, publicó su más conocida y polémica obra, “Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus (1904-1905) (La ética protestante y el espíritu del capitalismo).
La tesis de este libro que vinculaba el nacimiento del capitalismo al desarrollo de la doctrina calvinista de la predestinación y a la consiguiente interpretación del éxito económico como garantía de la gracia divina, sería más tarde ampliada por el autor de “la ética económica de las religiones universales” (1915), cuyo objeto era ofrecer una visión comprehensiva de los mecanismos de interdependencia mutua entre los sistemas de creencias y el medio económico y social.
Los trabajos del pensador alemán Max Weber, sobre la conexión entre ámbito económico, político, y ético religioso abrieron nuevos caminos a la investigación sociológica.
Durkheim, Marx y Weber se convirtieron en los autores de mayor influencia en las sociedades en que desarrollaron sus tesis, porque los tres europeos occidentales fueron el resultado de sociedades en las que se vivían problemas similares.
Weber, establece una distinción concreta entre las ciencias naturales y las sociales y dado que el objeto de estudio que le confiere a las ciencias sociales, entiende que no es pertinente hacerlo con los mismos métodos que se utilizan para investigar a las ciencias naturales porque a diferencia de las ciencias sociales, sus objetos de estudio son de carácter.
Para Weber, la historia de la humanidad no es precisamente racional y previsible por lo que no ha de investigársela como un todo. Y en función a su razonamiento kantiano, Weber entiende que el científico ha de realizar su investigación libre de juicios de valor.
Con él, “como nunca antes la técnica se convierte en un factor cultural sui generis al punto, que se hace cargo de la idea fija, de ciertos círculos académicos alemanes de su época, que “la práctica política podía manejarse con el método científico porque, la pasión política del científico honesto implicaba una estricta tender un de la política y la ciencia”.
Sin duda que la obra de este científico social, traspaso fronteras geográficas y temporales. Mucha agua ha corrido desde que sus tesis fueran desarrolladas pero si uno mira con un poco de atención, verá que su influencia se mantiene hoy sobre todo, porque los problemas sociales a los cuales él intento responder, siguen vigentes pasando la factura a las sociedades occidentales.