Señor Director: En edición del viernes 18, el señor Alfonso Márquez de la Plata señala, explicando el inconcebible lanzamiento-homenaje de un libro en relación con el condenado coronel (R) Miguel Krassnoff, que “Miguel Krassnoff es descendiente de famosos cosacos. Su abuelo y su padre fueron colgados en la Plaza Roja por combatir el comunismo”. La verdad histórica exige una importante rectificación.
Su abuelo Piotr Krasnow fue un criminal de guerra que dirigió a los Cosacos del Don, en Ucrania, siendo responsable de numerosas matanzas —pogromos— en contra de los habitantes judíos de esas zonas. Junto a otros criminales cosacos, como Semeon Petlura, condujeron —entre 1918 y 1920— más de 1.300 pogromos asesinando a cerca de 150 mil judíos. Entre estas masacres destacan las de Kiev, Sarny, Ovruc, Tetiev, Cherkowsky y Proskurov. En esta última fueron asesinados 1.600 judíos ucranianos, entre ellos toda la familia de mi abuelo paterno, quien emigró a Sudamérica como único sobreviviente de aquella sangrienta orgía antisemita.
Con el advenimiento de Hitler al poder, y particularmente con ocasión de la invasión nazi a la ex Unión Soviética, Piotr Krasnow, en su calidad de líder cosaco, acuerda la incorporación de unidades cosacas al bando alemán, organizando la 1ª División de Caballería cosaca del Ejército Alemán, a cargo del general Helmuth Von Pannwitz. Entre dichos soldados se encontraba precisamente el padre del coronel (r) Miguel Krassnoff, Semeon Krasnow. En el año 1944 la mayor parte de estos soldados se incorporan a las sanguinarias Waffen SS, las tropas de élite de Hitler, a cargo de la implementación del genocidio contra el pueblo judío.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, tanto Piotr como su hijo Semeon Krasnow se entregan al ejército inglés, el que, en cumplimiento de los acuerdos de Yalta, los envía junto a otros prisioneros de guerra a la ex Unión Soviética para su juzgamiento. Tanto el abuelo como el padre del coronel (R) Krassnoff son enjuiciados por crímenes de guerra, traición a la patria y colaboración con el enemigo, siendo condenados por el Tribunal Supremo de la URSS a la pena de muerte y ejecutados en definitiva por fusilamiento —no colgados— en el patio de la Cárcel de Lefortovo —y no en la Plaza Roja— en enero del 1947.
Gabriel Zaliasnik
Abogado