Los propósitos vertidos por Carlos Peña (Rector de
Se busca pasar por alto la desafección de la ciudadanía al binominal, al parlamento y a
El incordio aparente es sobre el proceder del Presidente del Senado Guido Girardi ante la irrupción de ciudadanos en la sede del Congreso donde estaba el Ministro Bulnes.
Pero el debate de fondo (que se evita) es acerca del origen de esas instituciones que se enmarcan dentro de un régimen político y de una Constitución no democráticas. Medios, políticos como el ex presidente Ricardo Lagos y académicos como Carlos Peña tratan de desviar la atención de lo esencial. Lo hacen exigiendo mano dura y violencia estatal para restablecer la autoridad del Gobierno resquebrajada por su incapacidad de dialogar, ceder y satisfacer las demandas del movimiento estudiantil e ignorar la oposición ciudadana al proyecto HidroAysén.
Y paradójicamente, en este contexto político de crisis, los “demócratas” que invocan el respeto de las instituciones y la autoridad se transforman en amantes del orden y en adeptos incondicionales del monopolio estatal de la fuerza y la violencia para “restablecer la autoridad” gubernamental. El repertorio de las “virtudes ciudadanas” invocadas pregona la sumisión y la pasividad al sistema imperante.
Leer a Carlos Peña invita a reflexionar sobre los dichos de Umberto Eco en una entrevista reciente publicada en el suplemento de filosofía de la revista Le Point. El lingüista, filósofo y escritor italiano rememora que el hecho de haber vivido entre los 5 y 6 años de edad bajo el régimen fascista de Mussolini, lo convirtió en alguien atento a lo que el denomina el “grotesco dictatorial y a sus exhibiciones de fuerza y autoridad”.
Como a la gran mayoría de chilenos y chilenas.
Entusiasmado por la retórica de Peña, Ricardo Lagos llamó a “defender las instituciones de
Grirardi, por su parte, tendría que aclarar si está de acuerdo o no con movilizarse por el llamado a elegir una Asamblea Constituyente, puesto que considera que las instituciones están en crisis. Ya que no hay otra manera de ennoblecer la política ciudadana: convocar a las mayorías ciudadanas a que decidan.
Ambos (Lagos y Peña) hacen caso omiso de un dato relevante. El ordenamiento jurídico-político actual no cumple los requisitos para darle a Chile el calificativo de una República porque las instituciones nunca fueron refundadas a partir del ejercicio de la soberanía y del poder constituyente de los ciudadanos que se tradujera en una Constitución, discutida, deliberada y votada según los parámetros democráticos.
Repitámoslo.
No hay otra manera de ennoblecer la política; si ésta es ciudadana.
Pero el miedo de la oligarquía a la democracia, el silencio de los intelectuales de la academia sumisa y los pactos concertacionistas se impusieron a la razón democrática. Hoy vemos las consecuencias de la falta de audacia política. La ciudadanía despertó y exige nuevas instituciones. Y la respuesta de los conservadores es siempre la misma: el principio de autoridad se matraca con la violencia estatal.
Hubiéramos esperado que el rector de
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(*) El Mercurio, 23 de octubre 2011.
http://blogs.elmercurio.com/reportajes/2011/10/23/la-renuncia-de-girardi.asp