Durante este año, el Fondo de Cultura Económico nos presentó el libro “A la sombra de las dictaduras. La democracia en América Latina”, escrito por el escritor francés Alain Rouquié. El nuevo libro del politólogo francés, desentraña la herencia dejada por los gobiernos de facto en los estados de América Latina.
El autor de diversas publicaciones sobre democracia y política en América Latina nos presenta en esta oportunidad, un texto sobre la transición latinoamericana a la democracia, en el que se analizan las motivaciones de la oposición y los grupos políticos en el poder.
Rouqié plantea en su libro, que la gran mayoría de los ciudadanos de este continente pensaron que se había vuelto a la democracia con el solo acto del traspaso de los símbolos de poder. Sin embargo, entre 1990 y 2006 vivimos bajo una sombra que no le permitió a la democracia, por lo menos en Chile, crecer y responder a las demandas de una ciudadanía cada vez más exigente.
Durante muchos años, en Chile permanecieron inamovibles enclaves autoritarios que marcaron la transición. Senadores designados, Consejo de Seguridad Nacional y débiles mayorías en el Congreso Nacional, no permitieron avanzar en reformas a las cuales se oponía una parte del sistema político que no iba a permitir que mermara su cuota de poder.
Años de democracia “protegida” del miedo de un grupo de chilenos de perder su cuota de poder porque, las figuras de patronazgo, el clientismo rural se trasladó a la ciudad tratando de transformar a los ciudadanos en clientes.
Salidas negociadas de las dictaduras, control de los ex dictadores sobre los nuevos gobiernos y sobre sus políticas, la participación del empresario y
El autor, también plantea que una cosa es perder el Gobierno, pero otra muy distinta es perder el poder.
Basta recordar que cada vez que se hablaba de reformas a
“La democracia y la participación extendida, es entonces, siempre sospechosa y colocada bajo una alta vigilancia por las minorías que dictan el derecho”. Eso quedo muy claro, cuando un alcalde de la región metropolitana lamentaba que por el sistema binominal, tendría que enfrentarse a una candidata a senadora por su circunscripción que es de su mismo bloque político.
Para salir adelante, las débiles democracias en América Latina, actuaron con el olvido como política de Estado, posponiendo enfrentarse a un pasado muy doloroso, haciendo que los ciudadanos viviéramos bajo una sombra de miedo.
Esa sombra, se transformó en una parte de nuestra realidad que no se quiso reconocer ni aceptar. Entonces, las decisiones se basaron en rechazar tomar posiciones para no volver a sufrir, y bloquear experiencias ante el temor de equivocarse de nuevo, pensando en que más adelante, cuando la sociedad chilena estuviera lo suficientemente madura, se podrían llevar a cabo acciones de cambio.
Sin embargo, el silencio se vengó y mucho del malestar que hoy se manifiesta en las calles de Chile, se incubó bajo la sombra del silencio opresivo de nuestra democracia protegida y no muy representativa.
Pero, a pesar de la sombra que trato de que no creciera nada bajo ella, los estados garantes de derechos y la democracia se alzan como “elementos complementarios e indispensables de la actual vida democrática, en nuestro continente”.