El jueves 29 de septiembre Carabineros invadió una vez más el campus de
Nicolás Salazar relató que “alrededor de las 9 de la noche del 29 de septiembre, efectivos policiales entraron a
Relato de Nicolás Salazar
“Al verme rodeado absolutamente de pacos y sin ningún civil cerca pensé varias veces en si me acercaba o no. Después de un segundo y al seguir escuchando los golpes y los gritos, decidí acercarme. Una oscuridad peligrosa recubría la escena. En el suelo estaba un joven al cual golpeaban con combos y patadas. Luego de registrar los sucesos, diversos efectivos policiales se me acercaron preguntándome qué hacia ahí, de manera prepotente, mientras me pegaban en la mano en que tenía la cámara y en el rostro. Permanentemente me intentaban sacar mi cámara, pero no la solté.
“En el forcejeo me quedó lesionada mi mano derecha. Empezamos a forcejear y logre sacar mi carnet de prensa, con lo cual me dijeron que me fuera mientras me pegaban un par de patadas. Por una milésima de segundo me creí haber salvado.
“Miré para todas partes para elegir por donde irme, pero mi sorpresa fue mayúscula al darme cuenta que en todas partes habían policias. No podía irme para ningún lado, porque adonde fuera habían fuerzas especiales, todos estaban sumamente alterados y buscando con quien descargarse. Lo único que atiné a hacer fue a dirigirme a
“Mientras explicaba que era prensa y al darse cuenta que se les había pasado la mano con los golpes me llevaron hacia un individuo que estaba entre un grupo de fuerzas especiales. Era un sujeto joven con una cámara fotográfica de las cototas. Los pacos le mostraron mi credencial, pero el tipo dijo que yo “no era periodista”, como diciendo que por eso debían llevarme detenido. El sujeto es uno de los soldados de los medios masivos, un fotografo-sapo, amigo de la policia, de esos con su titulo de periodista bajo la manga, pero con ninguna ética periodística en la cabeza.
“Luego el cuento es sencillo, me llevaron a la comisaria y me soltaron a las 3 de la mañana. Nunca me devolvieron la batería de mi cámara, mi instrumento de trabajo. Otros compañeros estaban sumamente golpeados y se les prestó una atención médica mínima. Mi constatación de lesiones fue muy breve, me cortaron un pedazo de uña sin anestesia y mientras gritaba por el dolor, siempre hubo un policía al lado diciéndome que me callara. Terminé con algunos moretones en el cuerpo y una lesión en mi pulgar derecho, en definitiva lesiones leves y nada más grave que la humillación de ser golpeado por querer transmitir un mensaje sincero.
“La memoria fue encontrada unas horas después por un amigo al cual le contaron que había sido golpeado y se me había quitado la cámara en los alrededores de la facultad de derecho. Naturalmente tuvo la iniciativa de ir al lugar de los hechos y encontró la pequeña tarjeta SD que contenía el video”.
Para ver fotos, videos, detalles y entrevista al periodista agredido:
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MAPOCHO PRESS
Santiago – Chile