Enero 2, 2025

Evo Morales:“Servicios básicos no pueden ser un negocio”

evo_290

evo_290La siguiente entrevista con el presidente Evo Morales se realizó en La Paz una semana antes de la represión a la marcha de los campesinos del TIPNIS. Durante aquellos días la protesta de los indígenas era por cierto la discusión que cruzaba a todo el espectro político y social, conflicto al que el presidente se refiere. En esta conversación, Evo Morales expone su visión sobre estos acontecimientos y sobre los avances y obstáculos del proceso político.

 

 

Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, es un conductor político y social. Ha dirigido el mayor cambio político en la historia boliviana desde la fundación de la República en 1825, canalizando fuerzas sociales campesinas e indígenas por siglos excluidas y despreciadas por la oligarquía gobernante. La fuerza de este luchador, que devino en 2005 en primer presidente indígena de la historia boliviana, está en la expresión y capacidad de canalización de las energías y los procesos sociales y culturales históricamente reprimidos por las elites coloniales y republicanas.


Evo Morales conduce un cambio radical en Bolivia, una revolución. Llega al poder tras las turbulencias de comienzos de la década pasada, que son efecto del deterioro y colapso de un sistema político semicolonial que en su última fase neoliberal tuvo cinco presidentes en cinco años. Desde 2005 en adelante, el gobierno de Evo Morales comenzó un rápido proceso de desinstalación de las viejas estructuras políticas, basadas en el racismo, la explotación y la división de las comunidades, formas de marginación de las grandes mayorías indígenas controladas por las elites.

 

Junto al reconocimiento de la capacidad de decisión de las mayorías indígenas, el gobierno puso en marcha un programa económico para desarmar el modelo neoliberal y recuperar el control social y estatal de los recursos naturales y las principales empresas de servicios básicos, otrora controladas por consorcios privados y extranjeros. Desde entonces, toda la riqueza generada por estas industrias ha pasado a solventar los urgentes programas sociales para sacar de la pobreza a millones de ciudadanos y campesinos. Muchos de estos cambios no hubieran sido posibles sin la valentía y convicción de un líder como Evo Morales, expresadas en decisiones como la expulsión del embajador de Estados Unidos en Bolivia, con lo que ha puesto fin a décadas de subordinación de las políticas internas a la voluntad de Washington y de los organismos financieros internacionales.

Desde hace dos años, Bolivia goza de un cambio estructural. Por voto popular, el país dejó atrás las estructuras de un Estado oligárquico, que ha sido reemplazado por un Estado plurinacional, autonómico, con una economía también plural, comunitaria, sustentado en la ampliación de la riqueza colectiva de todos los bolivianos. En este nuevo Estado conviven múltiples pueblos (Bolivia tiene 36 lenguas reconocidas) en múltiples formas de democracia y en una desconcentración territorial del poder, a través de autonomías. Este proceso ha sentado las bases de un cambio cultural que en el largo plazo tiende a diluir el Estado en la sociedad, en una evidente perspectiva socialista y comunitaria.

Ha sido un trance con no pocos obstáculos y contradicciones internas, que preocupan al gobierno más que las del clásico enemigo. Evo, como luchador y vencedor ante las fuerzas del capitalismo y la oligarquía, no se complica tanto con las nuevas arremetidas del conservadurismo y de la Casa Blanca, que hoy no tienen ni un liderazgo visible ni un proyecto alternativo de sociedad que no sea una regresión conservadora. Mayor preocupación le generan las tensiones internas respecto de los tres principios ordenadores de la realidad y las luchas de transformación (plurinacionalidad, autonomía y economía plural) y los intentos de utilización de esas tensiones por las fuerzas conservadoras a través del control de los medios de comunicación.

 

Una de las tensiones actuales ha surgido por la construcción de una carretera que pasará por el territorio de una etnia en el Tipnis, parque nacional en la Amazonia. Desde hace semanas los indígenas marchan hacia La Paz en rechazo al proyecto, lo que ha suscitado disputas con otros pueblos que apoyan la carretera. En medio del conflicto, el gobierno expresa la tensión entre la necesidad de industrialización de las materias primas para generar riqueza y la necesidad del Vivir Bien (Sumak Kawsay, en quechua), que es la vida en armonía con la naturaleza.
 
Conversando con Evo

Es en este ambiente que Punto Final conversó con el presidente Evo Morales. La entrevista se realizó en el Palacio Quemado, en La Paz, a las cinco de la mañana, inicio de la jornada laboral diaria del presidente.

Presidente, en los últimos días la marcha de los campesinos del Tipnis es la noticia que circula por todo el país y por la prensa internacional. ¿Estamos ante una reivindicación puntual o hay elementos que nos pueden llevar a recordar el deterioro político de 2008, cuando el país estuvo al borde de la secesión?

 

“Durante el desfile cívico-militar en Cochabamba para celebrar los 201 años de independencia, dos diputados de la oposición llevaban una pancarta en la que se leía Tipnis. Esa es una clara muestra que la supuesta marcha indígena es una acción política. Esta marcha está apoyada desde Estados Unidos por quienes escaparon de Bolivia, como Carlos Sánchez Berzaín, ex ministro de Defensa de Gonzalo Sánchez de Lozada, responsable de las masacres de 2003 en que murieron 65 personas, o como Manfred Reyes Villa, ex gobernador de Cochabamba buscado por la Interpol por fraude, más algunas ONGs que tienen muchas relaciones con Estados Unidos. Lo claro es que no hay ninguna organización departamental ni nacional que dé apoyo a la marcha. Cuando yo marchaba a la cabeza de los cocaleros, todos los grupos sociales respaldaban esas marchas, lo que no sucede actualmente.
En las numerosas marchas en las que participé, nunca los ministros nos perseguían para el diálogo. Nos perseguían con gases, con militares, con policías. Ahora tenemos a los ministros detrás de los marchistas. Esto significa que no se trata de simples reivindicaciones, porque si las hubiera ya tendríamos una solución. Aquí se trata de posiciones con intereses políticos, lo que hace muy difícil los acuerdos.


Los ministros tienen instrucciones precisas de atender las demandas de los distintos sectores. Pero es innegociable paralizar las actividades de la industria de hidrocarburos. Parar significaría dejar sin dinero a Bolivia. Se paralizaría la exportación de gas. Yo estoy seguro que este pliego no ha sido hecho por nuestros hermanos dirigentes, especialmente los marchistas. Lamento mucho que nuestros hermanos indígenas sean usados por algunas ONGs, por algunos opositores o resentidos del MAS, que tratan de confundir a la población. Siento que aquí hay intereses ocultos, pero el diálogo está abierto. Unos marchan rechazando el camino y otros quieren el camino. El gobierno está en medio”.
 
El caso de Libia

Al observar en estos días los eventos en Libia usted ha recordado los incidentes en Bolivia en 2008. ¿Cree usted que entonces Estados Unidos preparaba acciones similares?

 

 
Lo que está pasando en Libia es lo que se intentó en Bolivia en 2008. Un intento de golpe de Estado, con toma de aeropuertos, con instituciones del Estado tomadas, con el país dividido, impidiendo que el presidente y su gobierno circularan. El imperio, cuando tiene problemas económicos, quiere resolverlos a costa de los países pobres, aprovechando sus recursos naturales. Cuando los gobiernos, los movimientos sociales y los ciudadanos defienden sus recursos naturales, crean el conflicto y dividen el país. La historia se repite. Ahora recién los movimientos sociales del mundo comienzan a darse cuenta cómo el capitalismo se impone, cómo opera el imperialismo.


Desde el momento que expulsamos al embajador de Estados Unidos, desde que expulsamos a la DEA (Drug Enforcement Administration), que controlaba el narcotráfico con fines políticos, Bolivia vive con dignidad y soberanía. Pero todavía hay algunos tentáculos del imperialismo norteamericano que molestan. El capitalismo usa algunos dirigentes para confundir y generar oposición, usan a algunas ONGs. El imperialismo y el capitalismo jamás van a cooperar si no es por interés. A los gobiernos revolucionarios, a los que luchan por su soberanía lo primero que hacen es cooptarlos y después neutralizarlos. Y si no lo pueden hacer, intentan derrocarlos.

 

Sólo podemos ganar esta batalla con la unidad, con la organización, pero también pensando permanentemente en la dignidad de todos los bolivianos y bolivianas. Por eso este proceso no sólo tiene importancia para los bolivianos y bolivianas, sino para todos los seres humanos que habitan en el planeta”.
 
La fuerza del cambio

Ante todas estas circunstancias, ¿qué peso real de desestabilización tienen estas amenazas?

“El MAS es el único partido político que desde la fundación de Bolivia, en 1825, ha ganado seis elecciones. Ha ganado elecciones con más del 60 por ciento, otras con más del 50 por ciento. Por eso se llama una revolución democrática y cultural, que es la expresión de una enorme conciencia democrática del pueblo boliviano, un proyecto político, programático y cultural que avanza al margen de Evo Morales. Sólo en la década del 50 hubo un partido que ganó con el 50 por ciento, pero siempre los triunfos fueron en torno al 30 por ciento. Imagínese que antes que yo llegara a la Presidencia hubo cinco presidentes en cinco años. Y ahora, un solo presidente ha cambiado el país desde un Estado colonial a un Estado plurinacional. Este es un cambio hecho por grandes mayorías que tienen conciencia de este proceso”.

Por eso es necesario el permanente debate político, ideológico. Debe ser una obligación para los dirigentes. Deben entender que este instrumento político no es por cargos, es por valores y principios. Si no entendemos los valores y principios del MAS, de este instrumento político de liberación no sólo social y cultural, sino también financiera y económica, la ambición llevará a la destrucción política”.

Hay algunos dirigentes del MAS que se han pasado a la oposición… ¿Qué significa eso?

“Sí, siempre hay traidores. Hay fundadores del instrumento político que ahora presentan candidatos, pero no llegan ni al uno por ciento. Yo afirmé que la ambición es la maldición y la destrucción de la política. Pero eso nos fortalece, porque los movimientos sociales están muy atentos a identificar a esos hermanos.

 

Bolivia ha tenido un buen desempeño económico durante los últimos años. ¿Hacia dónde va el proceso de cambio? ¿Cuáles son los ejes de las nuevas políticas económicas?

“Todo para todos. Fin de las políticas diseñadas por la derecha boliviana, que eran todo para pocos y nada para muchos. Este es un trabajo permanente de búsqueda de igualdad de todos los bolivianos, para lo cual el Estado tiene un papel clave al impulsar la política de igualdad. De este modo es importante nuestro proyecto de desarrollo productivo basado en un mayor valor agregado a los recursos naturales. Es un proyecto de industrialización para generar más divisas, las que son democratizadas. Es una democracia económica. Esa es la batalla económica que tenemos como gobierno.

 
Algunos compañeros han dicho que no me he dado cuenta de lo importante que es el proceso de cambio boliviano. Las propuestas sociales, sobre los servicios básicos, tienen una importancia internacional, porque los servicios básicos no pueden ser un negocio privado. Teléfono, agua, luz, gas, no pueden ser un negocio privado, sino público. Hemos nacionalizado los servicios básicos, pero lo más importante ha sido la nacionalización de los hidrocarburos, que nos ha permitido generar recursos”.
Hay sectores que critican que sea un proyecto en conjunto con empresas extranjeras.

“Son socios, pero no dueños. Antes un 80 por ciento de las utilidades se las llevaban las empresas extranjeras. Hoy de cada diez dólares, ocho son para los bolivianos”.

En este proyecto de economía plural, ¿cuál ha sido la reacción del empresariado boliviano? Hay sectores que están abiertamente en la oposición.

 

“Son políticas de complementariedad y solidaridad. Cómo ampliar el mercado regional frente a la crisis del capitalismo. No es tan ventajoso depender ni del mercado norteamericano ni europeo. Por tanto, el desafío es cómo diversificar nuestros mercados. De aquí surge una política de complementariedad y no de competitividad, una política basada en compartir recursos. De esta manera avanza la integración. Pero este comercio ha de ser justo. Se debe respetar el comercio de los empresarios, lo que ha permitido desarrollar las economías de pequeños productores, de asociaciones.

 

Hay que recordar a Fidel, a Chávez, que siempre condenaron al capitalismo como una solución para la Humanidad. Estos tiempos demuestran que el capitalismo no es la solución. De aquí a poco tiempo Estados Unidos va a ser aliado de los países pobres”.


Usted es un reconocido ambientalista, con destacada participación en los foros internacionales. ¿Cómo se compatibiliza el desarrollo productivo con el respeto al medioambiente?

“Primero un dato: en los últimos años de nuestra gestión, un millón de bolivianos pasaron a integrar la clase media. Este es un dato del gobierno boliviano refrendado por Naciones Unidas. Somos diez millones de bolivianos en un gran territorio con grandes recursos naturales. ¿Cómo podemos no pensar en resolver el problema de la pobreza con todos estos recursos naturales? Es importante continuar con todos los programas de salud, educación, con los bonos a los niños. Hemos logrado reducir la mortalidad, la extrema pobreza. Por tanto, es nuestra obligación desarrollar proyectos hidroeléctricos, industriales, naturalmente cuidando los derechos de la Madre Tierra. Toda esa gente que vive mejor se incorpora con teléfonos, luz, agua potable; necesita más energía, crear empresas familiares, pequeñas industrias, y eso requiere energía. Que alguien diga que no hay que hacer plantas hidroeléctricas por cuidar el medioambiente, atenta contra los derechos humanos”.

¿Aún cuando este camino cierre las negociaciones bilaterales?

La prensa chilena ha dado mucha importancia al fin de las conversaciones bilaterales para la salida al mar de Bolivia y a la presentación del recurso ante el Tribunal Internacional de La Haya. ¿Por qué se tomó esa decisión?

“Porque hemos perdido 132 años. Tratados que no se cumplen, distintos gobiernos que cuando les interesa políticamente le hacen promesas a Bolivia, sin cumplirlas posteriormente. En los últimos años se hablaba de soberanía, lo que había antes de aquella invasión, de esa guerra injusta contra Bolivia. Ahora se habla de autonomía y no de soberanía. Por eso Bolivia acudirá a todos los tribunales internacionales para recuperar su salida soberana al mar”.

 


“El empresariado boliviano no está en la oposición. He tenido muchas reuniones con ellos, hemos tratado diversos temas. Los que sí están en la oposición son los empresarios que hacen política. Son políticos, algunos que se escaparon a Estados Unidos, que quisieron hacer con Bolivia lo que ha sucedido con Libia. Intentaron dividir Bolivia, y como fracasaron, escaparon”.
 
Relaciones con Chile

Ante la gran crisis que vive el sistema capitalista, Bolivia ha apostado por la integración sudamericana y el comercio regional. ¿Sobre qué bases económicas se apoya este proyecto?“Primero, el capitalismo en su conjunto tiene una oposición interna, en países donde sus presidentes tienen una posición antiimperialista. Usa esos grupos para enfrentar a los gobiernos, usando los medios de comunicación para dar una visión de país dividido, en conflicto. Los medios de comunicación finalmente justifican una intervención tan salvaje, tan cruel, que acaban con los gobiernos, lo que termina con la invasión de ese país. Ese es un método que hasta el momento ha tenido resultados en Libia.
Es nuestra obligación entender qué hicieron en Libia. Generaron una oposición al gobierno, a su presidente, tomaron una ciudad y el capitalismo apoyó a los llamados ‘rebeldes’. Después de tantos bombardeos y miles de muertos, algunos países europeos se pelean hoy para adueñarse del petróleo libio.

“Puede volverse, siempre y cuando existan propuestas concretas que satisfagan las aspiraciones del pueblo boliviano”
 
PAUL WALDER
En La Paz

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