Los ejércitos de las potencias pueden destruir cualquier país y el planeta, pero en este momento sus socios políticos optan por una guerra ‘inteligente’ más fácil de hacer creer a las multitudes. Hoy se está aplicando en Libia.
Para la guerra suave en el tercer mundo se necesitan, además de masas internacionales influenciables, jóvenes ansiosos de ser actores de algo… y personas ubicadas en las cúpulas políticas de probada sumisión a los extranjeros.
Se cuenta con dinero,
En Egipto grupos que impulsaron las protestas en la plaza Tahrir recibieron millones de dólares de Estados Unidos.
El método permite trabajar con minorías, bastan unos pocos cientos sin posibilidad alguna de llegar al poder. Francia ha dicho que sin su ejército los denominados rebeldes hubieran terminado en nada. Seguramente ni siquiera hubieran existido. El resto decisivo lo hacen
Hay por tanto ofrecimientos de dinero, de cargos o propiedades futuras en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Siria, Irán, China… y todo el mundo en su momento. Las traiciones se están ejecutando…
La única defensa es la unidad de la mayoría y su decisión de tomar las armas de ser necesario. Nada se puede esperar de los futuros rebeldes excepto que surjan porque siempre habrá corruptos en la parte baja de la sociedad y arriba en el poder. Tampoco de ciertos izquierdistas progresistas que están conformes con ejercer la cómoda individualidad que se les ofrece entre barrotes de vidrio menos notorios pero celdas de dictadura al fin.
El saqueo de recursos finitos se puede hacer de forma inteligente o simplemente bruta. Es importante saber cuál es su objetivo.
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