Reykiavik.- Cuando Johanna Sigurdardottir juró como primera ministra de Islandia en febrero de 2009, fue descrita como la primera jefa de gobierno homosexual del mundo.
Pero, en un país con opiniones políticas progresistas y costumbres sociales liberales, su opción sexual nunca fue considerada un obstáculo.
Asumió el poder luego de una grave crisis financiera que llevó a Islandia al borde de la bancarrota. No obstante, pudo sobrellevar la tormenta.
El colapso de tres bancos comerciales fue calificado de “el mayor desastre sufrido por cualquier país en la historia económica”.
La moneda nacional, la corona, cayó más de 35 por ciento respecto del euro.
El lunes, el exprimer ministro Geir Haarde enfrentó el comienzo de un juicio en su contra, acusado de negligencia ante la crisis, por haber supuestamente desoído las advertencias que recibió de sus ministros. Podría ser condenado a hasta dos años de cárcel.
Pero la actual primera ministra, de 68 años, no solo superó los fracasos bancarios, que ocurrieron antes de que asumiera el poder, sino también la erupción volcánica de abril de 2010, que obligó al cierre de aeropuertos en toda Europa.
Las cenizas del volcán situado bajo el impronunciable glaciar Eyjafjallajökull, en el sudeste del país, amenazaron con paralizar la economía islandesa.
Los dos vecinos europeos más afectados fueron Gran Bretaña y Holanda. Miles de pasajeros quedaron varados durante semanas por el cierre de aeropuertos en esos países. Las pérdidas de las aerolíneas sumaron 250 millones de dólares diarios.
Y también fueron en su mayoría inversores y banqueros de esos dos países los que perdieron gran parte del dinero en las instituciones financieras islandesas que colapsaron.
Islandia es uno de los países con mayor expectativa de vida: 78,8 años para los hombres y 82,6 para las mujeres, contra 75,6 y 80,8 respectivamente en Estados Unidos.
Los folletos turísticos islandeses orgullosamente destacan el paisaje increíblemente diverso de la isla, con glaciares, géiser, cataratas, campos de lava y volcanes.
Con una minúscula población de 320.000 habitantes (de los cuales 118.000 viven en la capital, Reikiavik), Islandia ha sido declarada la nación más pacífica entre 153 analizadas.
En el Índice Global de Paz de 2011, elaborado por el Instituto para Economía y Paz (IEP, por sus siglas en inglés), se ubicó por encima de Nueva Zelanda, Japón, Dinamarca y
Los países menos pacíficos fueron Somalia, Iraq, Sudán, Afganistán y Corea del Norte.
El Índice ha sido elogiado por varias personalidades y organizaciones, como el ex presidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981), el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, el ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan, el líder espiritual tibetano Dalai Lama y el grupo Amnistía Internacional, según destacó el propio IEP, con sedes en Nueva York y Sydney.
Michelle Breslauer, del IEP, señaló que Islandia se ha ubicado entre los cinco países más pacíficos desde 2008.
Breslauer dijo que su momentánea caída en el ranking de 2009 se debió a un aumento de la inestabilidad política y a la probabilidad de manifestaciones como consecuencia de la crisis financiera.
Sin embargo, este año recuperó su lugar gracias a una caída en las probabilidades de protestas, que bajaron al nivel más bajo durante el gobierno de la centroizquierdista Alianza Socialdemócrata.
“La mejora en este indicador cualitativo está también relacionada con una recuperación económica tentativa durante 2010 y una mejora en la situación de desempleo en contraste con 2009”, indicó Breslauer.
La experta indicó que la sociedad islandesa sigue siendo armoniosa, gracias a una buena seguridad ciudadana. La proporción de habitantes en prisión sigue siendo la más baja del mundo, de 55 por 100.000, tasa que permanece incambiada desde 2010.
En términos der militarización, Islandia ha sido miembro de
Hasta noviembre de 2010, personal de
En agosto pasado,
La capital islandesa además integra junto a Edimburgo, Melbourne, Iowa City y Dublín
Esa agencia de las Naciones Unidas destacó que Reikiavik contaba con una “destacada historia literaria, con un invalorable patrimonio de literatura medieval antigua”.
En cuanto a las erupciones volcánicas, Breslauer señaló: “Nuestra investigación ha demostrado que las sociedades más pacíficas son también más capaces de sobrellevar los impactos externos e internos, incluyendo los ambientales”.