Septiembre 20, 2024

“Indignados” vuelven a la Puerta del Sol

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puertadelsol_danipozoMadrid.- Miles de ciudadanos indignados regresaron a la madrileña Puerta del Sol, el sitio que sigue siendo el símbolo y el epicentro de esta movilización ciudadana que rechaza el modelo económico y político imperante. Los manifestantes, procedentes de todo el país que participaron en la Marcha Popular Indignada, reclamaron nuevas vías de participación y transformaciones sociales, además de una democracia más participativa, transparente y horizontal. La multitudinaria protesta es el colofón de una larga y dura marcha que salió de siete puntos geográficos del país: Galicia, Barcelona, Valencia, Murcia, Málaga y Extremadura. El norte y el sur, el este y oeste. Fueron peregrinaciones por la dignidad, laicas y con el único propósito de alzar la voz ante lo que consideran un sistema injusto que promueve desigualdades estructurales y alimenta la voracidad del sistema financiero.

 

Las siete marchas entraron con pancartas y los más de 500 caminantes con los pies llenos de ampollas, pero con el animo insuflado ante las palabras de ánimo a lo largo del camino y el recibimiento en los barrios de Madrid, donde la llamada revolución de los indignados se ha expandido y arraigado a través de las asambleas populares y las actividades de resistencia.

La revolución de los indignados comenzó el 15 de mayo (de ahí que también se le conozca como el movimiento del 15-M), cuando las plataformas Democracia Real Ya y Juventud sin Futuro convocaron a decenas de miles de personas en todo el país para reclamar a los poderes político y económico que la crisis no la pagamos y para demandar más espacios de participación ciudadana.

Trinchera política sin políticos

El movimiento creció a raíz de la represión policial, que ese mismo día detuvo y desalojó con violencia de la plaza a varias decenas de jóvenes. Entonces comenzó un largo plantón de más de un mes en la emblemática Puerta del Sol, que convirtieron en su casa y en su trinchera política más de 3 mil personas que, al mismo tiempo, se organizaron como una microciudad mediante comisiones.

Dos meses después del inicio del movimiento 15-M se mantiene la esencia de sus postulados: está al margen de partidos políticos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales, su forma de actuación es asamblearia y consensuada, y en ningún caso utiliza la violencia como arma política. Su esencia es la protesta pacífica, pero enérgica, ya sea utilizando plantones en las plazas públicas, concentraciones frente a las sedes de los poderes públicos o las caceroladas frente a bancos o parlamentos.

El movimiento ciudadano se ha dedicado en las últimas semanas, cuando decidió desmontar el campamento en la Puerta del Sol –dejó sólo un punto de información y de presentación de propuestas–, a trabajar en una serie de iniciativas para llevar a cabo algunas transformaciones en el modelo político y económico, entre ellas las reformas de la ley electoral y de la legislación crediticia. De hecho, una de las actividades más importantes del 15-M ha sido evitar los desahucios que ordena un juez en favor de los bancos, de los cuales ya han evitado más de 100.

En su camino a la Puerta del Sol, los indignados han protestado frente al palacio del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pero también ante las sedes de gobiernos autonómicos y municipales especialmente vinculados con la corrupción, como Valencia y Madrid, donde se han conocido los casos más graves de colusión político-empresarial. En las muchas paradas que hicieron a lo largo de la marcha gritaron sus habituales consignas, como Le llaman democracia y no lo es, “No hay pan para tanto chorizo (corrupto)”, Esta crisis no la pagamos o Estas son nuestras armas.

Además de los manifestantes que hicieron el trayecto desde sus ciudades y pueblos a pie, la organización también fletó decenas de autobuses para trasladar hasta la capital de España a varios miles de indignados que pretenden volver a alzar la voz y recordar que el movimiento del 15-M sigue vivo aún y llegó para quedarse.

 

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