Noviembre 27, 2024

Estos “indignados” tienen médula

marcha8

marcha8Entre 300 y 400 mil personas se movilizaron el jueves 30 en Santiago. Cerca de  medio millón en todo el país. Desde las concentraciones del NO que no se veía un mar humano así.

 

 

 

 

Son concentraciones, además, cualitativamente distintas a las del último tiempo: nadie acarrea, nadie les paga el transporte, nadie les entrega las pancartas, no hay activistas pagados. Se vuelve a la convicción y se supera el individualismo.

 

Chile está muy movido y no parte recién.

Es uno de los países del mundo con mayor experiencia política.

Los vaivenes de la lucha social chilena, el fuerte desarrollo de la clase obrera en los primeros decenios del siglo XX, el poderoso aparato estatal construido desde 1830 en adelante, que impulsó el crecimiento de los sectores medios; la existencia de una burguesía que en los momentos claves del siglo XX ( 1973) se mostró unida; la presencia del imperialismo norteamericano en la política interna,  produjeron gobiernos de todos los colores e intereses desde hace casi un siglo.

El centrismo reformista tuvo exponentes preclaros en el primer gobierno de Arturo Alessandri Palma y en la primera mitad del gobierno de Frei Montalva.

La centroizquierda llegó al gobierno con Pedro Aguirre Cerda y Patricio Aylwin Azócar.

El centro gobernó con Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.

La izquierda lo hizo con Salvador Allende.

La derecha llevó adelante su dictadura desde 1973 a 1989.

La derecha encabezó y encabeza gobiernos electos con Jorge Alessandri y Sebastián Piñera.

Se han establecido, desde el poder, políticas reformistas, políticas revolucionarias y políticas liberales y neoliberales, políticas que aceptaron o entregaron “todo el poder” al capital, hoy al capital financiero, y políticas que expropiaron todo el poder económico a la gran burguesía y al imperialismo (1971 y 1972).

La revolución (o contrarrevolución) burguesa de 1973 reconstruyó un sistema de capitalismo salvaje, sostenido en la apropiación de los grandes medios de producción y servicios por parte de los monopolios, en una “mass media” en sus manos, en una ciudadanía controlada y en unas fuerzas armadas que, aunque un tanto reformadas, son recreación de la dictadura de derecha.

La derecha fue siempre partidaria de los gobiernos aristocráticos, católicos, gerenciales o empresariales, con o sin militares en la cúpula. Siempre se jugó en contra de las nacionalizaciones y a favor de la propiedad nacional en manos de los grandes capitalistas. También a favor de “la educación privada”. No hay grandes diferencias económicas entre Gustavo Ross, Jorge Alessandri, Büchi y Piñera. Aún más: un viejo Jorge Alessandri, y unos jóvenes Büchi, Coloma, Longueira, Lavín, Larroulet, formaron parte destacada de la “elite” pinochetista. Tampoco la hay en el plano educativo: su política permanente es educar al 80% de la población para ser mano de obra, pensar poco y abstenerse de consumir bienes culturales. Así se reproduce el sistema.

La izquierda, por el contrario, siempre fue crítica del sistema que vivimos, partidaria de gobiernos inclusivos y de ancha base popular, laicos; siempre se jugó por la nacionalización de las riquezas fundamentales. También a favor de la educación pública y del Estado docente y transformador. No hay grandes diferencias entre Pedro Aguirre Cerda y Salvador Allende. Tampoco en el plano educativo donde se ha jugado por mayores recursos, el desarrollo de la educación pública y la intervención estatal en la planificación educativa del país.

 

Los actuales movimientos sociales, enfrentados sin intermediación a un  gobierno de Chile “ejercido por sus propios dueños”, están levantando temas modernos como los relacionados con la defensa del medio ambiente y la libertad de la opción sexual, y reactualizan los grandes temas de la educación gratuita de calidad para las mayorías, la reforma tributaria y la renacionalización del agua y del cobre.

 

Se empieza a descubrir y a desnudar lo esencial. 

 

¿Podrá negociar con ellos un gobierno de derecha sin renunciar a las bases mismas de su ideología, que se funda en las bases mismas de su  poder económico y de su hegemonía?

 

“Lo que ha fracasado en Chile es un sistema que

no corresponde a las necesidades de nuestro tiempo.

Chile es un país capitalista, dependiente del imperialismo,

dominado por sectores de la burguesía estructuralmente

ligados al capital extranjero, que no pueden resolver los

problemas fundamentales del país, los que se derivan

precisamente de sus privilegios de clase a los que jamás

renunciarán voluntariamente”

“Para la gran mayoría vender a diario su esfuerzo, su inteligencia y

su trabajo es un pésimo negocio, y decidir sobre su propio destino

es un derecho del cual, en gran medida, aún están privados.”

 

(Del Programa de la Unidad Popular, 1969, hace 42 años)

 

 

 

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