Noviembre 29, 2024

El día en que Chile salió del clóset

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fotornEn nuestro país hay más de un millón 200 mil homosexuales. Muchos, son tan progresistas, como de derecha, católicos, evangélicos, agnósticos. Este sábado, más de 30 mil personas (tanto heteros como homosexuales) hicieron historia marchando por la Alameda, en Santiago. Aquello no fue una marcha gay en contra del sistema, sino una protesta de la sociedad en general chilena, a favor de la igualdad de derechos. Lo siguiente un relato fiel de aquello.

 

 

 

Iguales.  La poesía bajaba desde las pancartas que llenaron los espacios de una ciudad revolucionada por todos. Los tacones de travestis, fueron apenas una sustancia llamativa, decorativa, atractiva, de un evento que fue mucho más que eso.  Pero infinitamente mucho más.  Mucho más que el discurso de Pablo Simonetti, mucho más que la rebeldía de Rolando Jiménez, mucho más que los apoyos de algunos parlamentarios que solidariamente se hicieron parte los carteles en la calzada norte de la Alameda.

 

A eso de las tres de la tarde Plaza Baquedano era un espectáculo.  Unos ocho mil manifestantes coparon las afueras del teatro de la Universidad de Chile. Apenas comenzaba la convocatoria. Micrófonos por allí, parlantes por allá, niños jugando en los pastos de donde nace Parque Bustamante, muestras de teatro callejero, el “Che Guevara” de los gays haciendo patria, como dice él; Elvira López, Daniella Campos, Roberto Marquez (Illapu) y muchos otros personajes públicos más, escuchando consignas, gritando consignas, y un ambiente disperso, en edades, sexo, tendencias, pero unificado en un solo discurso.

 

A esa hora ya la gente se había duplicado. 15 mil se disponían a marchar, no sin antes, darle el sorbo a un par de cervezas en lata que se vendían por el lugar, y claro, cómo no, fotografiarse con los transformistas que sorprendían por su tremenda delicadeza en cada uno de los vestuarios que expusieron. Los homosexuales por primera vez hacían historia. Historia, porque las familias también salieron a la calle. Historia porque habían tantos heterosexuales, como homosexuales. Historia porque existía el espacio, jamás pensado hace unas décadas atrás, de vivir una jornada tan abierta, libre, amplia, y con un concepto que dio la vuelta al país: diversidad de ideas, igualdad de derechos.

 

“Yo soy hetero, vine con una amiga, tenemos esta bandera de la paz, queremos que todos tenga los mismos derechos que yo”, cuenta Liliana, mujer sobre los 60 años.  “Es una marcha por el amor, amor que es tan fuerte como el de mi papá con mi mamá”, relata una joven adolescente. “Que bueno que un país como Argentina ya avanzó. Anoche lo hizo Nueva york, solo falta Chile”, sentencia Renato, de 24 años, acompañado de su pareja del mismo sexo.

 

Así continuó lo acordado. Itinerario dispuesto para una marcha que una hora después, a eso de las 16:30, ya comenzaba por la avenida principal de Santiago. La cantidad de público, superaban los 25 mil.  No hubo capuchas, no hubo rayados, no hubo paraderos destruidos.  Sí tal vez una magia visual, acompañada de un clima que pareciera también solidarizar con la causa, una realidad de libertad, tan bien escrita, tan real, tan poética, que ni en los libros del propio Pablo Simonetti, se lograrían plasmar.

 

Se trató, en todos sus aspectos, de una marcha por la diversidad. Trasversal, tolerante, donde dos chicas se besaban tiernamente, al lado de una pareja heterosexual con su hijo de no más de tres años en el hombro del padre.  Una manifestación ejemplificadora donde ya no se podía hablar solo de un tema que es exclusivo de los gays, sino de la sociedad entera. No era una protesta de lesbianas, de transexuales, sino de los chilenos, a favor de la igualdad. Allí la masiva recepción y gran convocatoria. Un éxito que las autoridades tendrán que atender.

 

Soy RN, y soy homosexual

 

Y si no las atienden, tendrán problemas. No fue casualidad que la propia senadora DC Ximena Rincón también se sumara a la marcha: “Necesitamos que el tema se debata, al interior del partido y en la sociedad chilena”, dijo.  No fue casualidad tampoco, que Oscar Rementería, ex presidente de las juventudes de Renovación Nacional y actual militante de la colectividad, también se hiciera presente. “Cuando fui presidente en RN tuve que esconder que tenía pololo. Yo creo que mi partido tiene hacer cumplir sus valores, que es defender la igualdad de derechos para todos, y no discriminar”.

 

Claro, lo suyo no fue un ápice menor dentro de esta manifestación. A lo lejos, se leyó un cartel que decía “Soy RN, Igualdad de Derecho Homosexual, ¡somos personas!”. Aquello, también histórico, fue no solo un mensaje de la transversalidad que tiene este discurso, sino también una crítica implícita a las palabras que el presidente de la colectividad, Carlos Larraín, había emitido en contra de la manifestación:

 

“Ojalá que no tengan éxito en eso. (…) Se puede relacionar la gente según su inclinación sexual, ha ocurrido siempre en el comienzo de los tiempos, pero llegar a procurar un matrimonio homosexual a mí me parece que es una contradicción en los términos y no sería bueno para el desarrollo futuro de nuestra sociedad”.

 

No fue lo único, también había dicho que “esa es nuestra postura uniforme en Renovación Nacional”. En la calle, quedó de manifiesto todo lo contrario.

 

Mientras, todos seguían avanzando. Tal vez el punto más complejo, aunque muy entre comillas, fue cuando cerca de 15 miembros nazis, a la altura del Paseo Ahumada, ayudados de pancartas protestaban por mostrarse abiertamente en desacuerdo de la marcha. Carabineros, luego, les pidió que se retiraran.

 

Pocos, en todo caso, se dieron cuenta. La mayoría siguió caminando hasta que llegaron al escenario montado en el Paseo Bulnes, justo al frente de La Moneda. Un acto, muestras artísticas, un par de canciones de Francisca Valenzuela, discursos varios, y unas 30 mil personas que ovacionaban cada número preparado. La etapa cúlmine de un día que tendrá que ser enmarcado por un éxito rotundo, donde las barreras del pudor, del miedo, de la homofobia arcaica que dominó los conceptos universales de sociedad hasta los últimos diez años, comenzaron a decir adiós. Una ley de matrimonio homosexual, ley antidiscriminación, y mucho más. Son temas que ya no solo lo piden los homosexuales, sino también Chile entero. Ahora, la pega la tienen las autoridades. No sólo un millón 200 de personas se los agradecerá, sino la sociedad entera.

 

Por Julio Sánchez A. (@juliosanchez_)

 

 

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