Nuevamente el tema de la educación se encuentra en el centro de la palestra, los defensores del modelo educativo vigente, argumentan que luego de las movilizaciones de los estudiantes secundarios, bajo el gobierno de la Presidenta Bachelet, se hicieron los acuerdos respectivos, se tomaron las medidas necesarias y a otra cosa mariposa…
Todo indica que los pactos hechos entre La Derecha y La Concertación, para salvar “el negocio educativo” están en crisis, nuevamente los estudiantes y una parte mayoritaria de la sociedad chilena, han puesto en el centro del debate público: el derecho a la educación por sobre la insaciable necesidad de lucro mostrada por los administradores de Centros Educativos.
En programas abiertos de debate, se argumenta que sin lucro no se come, que sin lucro la economía no funciona, sabiendo perfectamente que ese razonamiento es engañoso porque supone un acuerdo previo de la sociedad chilena. Porque la pregunta no es por la existencia del lucro o no en la sociedad, la interrogante que debemos hacernos los chilenos, es si toda la actividad humana está regida por los principios empresariales del emprendimiento. Me explico, los chilenos en un plebiscito democrático e informado, deberíamos decidir si la lógica de los negocios deben expandirse en su totalidad a todos los ámbitos del quehacer humano, incluyendo: Educación, salud y otras actividades entendidas como propias del Estado
Esa discusión no ha sido zanjada, el modelo económico vigente, se encuentra sustentado en la Constitución del 80, pero esa fue cuestionada por el 55% de los votos en primera vuelta del año 2009, es decir, el problema de la educación no se restringe a las aulas, como suponen un número de especialistas afines a las medidas propuestas por el Banco Mundial.
Es más, esa propia institución transnacional, define a nuestros hijos (los estudiantes) como los principales enemigos de los cambios que ellos desean para los países en desarrollo. El Estado chileno, de la mano de sus alumnos aventajados, nos impone toda suerte de medidas contrarias a los bolsillos y en beneficio de los vampiros de la educación. En razón de qué, del “capital humano” único medio de superación de la pobreza, según los empleados del gran capital. No se roce ni con el pétalo de una rosa, los impuestos a las grandes empresas, no se hable de desigualdad, menos de educación pública y gratuita, palabras atroces, borradas del silabario, donde los economistas neoliberales, juntaron sus primeras palabras.
Pero incluso, los propios supuestos del modelo por favorecer la intervención de privados en la educación, bajo la fórmula de particulares subvencionados, han sido un fracaso, así lo demuestra un estudio internacional realizado por la OCDE titulado Evaluación de las Políticas Educacionales de Chile, año 2004. Donde devela lo siguiente:
“Por último, que las diferencias de logros en el aprendizaje entre las distintas dependencias administrativas del sistema subvencionado (municipal y particular subvencionada) son mínimas y no siempre favorables a la educación privada, cuando se comparan grupos socioeconómicos homogéneos. (Pag.40)
Desde otra óptica, el proceso municipalización de la enseñanza, entendido como un elemento de la descentralización, no fue necesariamente en busca de la calidad de la educación, las políticas descentralizadoras de la educación en A.L. lo único que buscaron fue aumentar el control sobre el trabajo docente y desahogar al Estado de su responsabilidad financiera ver (Carnoy, 1999. Pag. 54)
En ese sentido las evaluaciones estandarizadas, si se aplican con sesgo político, no buscan mejorar los rendimientos, ni aumentar el logro académico de alumnos y profesores, sino poner presión sobre los profesionales de la educación o para demostrar como en el caso de Chile, que la educación privada en la Enseñanza Básica y Media es superior a la Municipal.
Desconociendo aspectos como el ingreso per cápita de los padres y el capital cultural del entorno familiar y social al que pertenecen. La aplicación de un SIMCE con sentido ideológico y doctrinario ha sido la tónica en nuestro país y las autoridades actuales como anteriores son responsables de su mal uso.
El uso y abuso de la estandarización, no genera necesariamente avances significativos, Chile es un gran ejemplo de ello, lo que si provoca es una segregación creciente y peligrosa, que puede estallar en las manos, los ojos y la boca de una generación, porque apuestan a la desmoralización y subvaloración del trabajo de los profesores.
Por Omar Cid