Septiembre 20, 2024

Entrevista a David Marty, partícipe de las acampadas de Puerta de Sol en Madrid

acampada_sol_pakopereda

acampada_sol_pakoperedaHabías mencionado en tu artículo que una de las organizadoras de la manifestación original del 15 de mayo esperaba bastante gente, pero no tanto como llegaron al final. ¿Por qué  crees que hubo tanta participación, tantas ganas de manifestarse y mostrar el descontento dentro del contexto actual?

 

 

 

 

Creo que nadie, desde los organizadores hasta los participantes, esperaba nada semejante. Esto me incluye a mí, incluso minutos antes del comienzo de la manifestación el domingo 15 de mayo. La prensa comentó muy brevemente que una manifestación iba a tener lugar, y se decía que había recogido cierto éxito en las redes sociales, pero nada apuntaba a lo que iba a suceder. Acudieron, sólo en Madrid, unas 20,000 personas el domingo 15 de mayo. En las demás ciudades de España se habló también de un aforo importante. A los pocos días ya se había colectado más de 300,000 firmas en una petición a favor de la acampada. Según Metroscopia, una agencia que lleva a cabo sondeos de opinión, “una inmensa mayoría 81% considera que los “indignados” tiene razón”, el 90% de los españoles quieren que los partidos se reformen para escuchar más a la población y hasta el “70% no siente representados sus intereses por ninguna formación” (El País, 5/6/2011). Estos datos nos dejan solo con una incognita: ¿Cómo es que no ocurrió antes?

En segundo lugar, ahora que el movimiento 15M ha cumplido ya tres semanas uno puede mirar atrás e intentar comprender las razones por las que ha tomado tanta fuerza.

Las causas profundas son obviamente de naturaleza socioeconómica: Antes de la crisis económica, España conocía un crecimiento relativamente alto (casi 4%), los precios de la vivienda subían por las nubes, el paro no era demasiado alto y el Estado español estaba en situación de superávit. Obviamente estas no son cifras que representan el bienestar de una población, pero sí nos informa mejor sobre una relativa “pasividad” de los españoles: en realidad, no se trataba tanto de la falta de motivos (“mileurismo”, endeudamiento y desigualdad cada vez más altos, etc.) ni de “carácter” sino de un nivel de deuda lo suficientemente importante como para preferir autocensurarse y cumplir con los pagos mensuales de la hipoteca. En mi opinión, este silencio de los ciudadanos españoles no ha sido más que un cálculo del riesgo de lo más racional. Además, en aquel entonces, se esperaba todavía que el papel de defensor lo iban a cumplir los sindicatos.

Pero esta situación correspondía a la de una burbuja, no a la de una economía sana, prospera y sostenible. El consumo se mantenía gracias a la deuda que se había disparado a niveles insensatos, con parejas hipotecando treinta y cuarenta años de sus vidas, con pagos mensuales superando el 100% de los ingresos, siguiendo el desastroso modelo de los “subprimes” estadounidenses. La extrema fragilidad de este modelo español, que solo podía engañar a los licenciados en las universidades las más prestigiosas, se reveló al mundo entero. El lobo feroz de la crisis apareció soplando desde el Atlántico y la casa española se reveló estar hecha de paja. En 2008, el paro se disparó y la burbuja inmobiliaria reventó.

Los españoles, en marzo de 2008, eligieron de nuevo a un gobierno socialista en un contexto de crisis donde el gasto social se veía amenazado. Los votantes eligieron lo que consideraban ser la cara más humana del estado para proteger su bienestar, como lo hicieron los griegos un año más tarde eligiendo a Papandreu. Está claro que la subsequente gestión de la crisis por el gobierno de Zapatero, dominado por la dogma neoliberal de “austeridad” y de privatizaciones, creó un sentimiento de engaño. Era como si las elecciones no hubieran servido de nada.

Estas circunstancias, que no puedo detallar más aquí, son las que provocaron un sentimiento de rechazo profundo del sistema político. “No nos representan” fue el lema que más federó a los españoles. Todo un pueblo despertó y pudo ver por primera vez con claridad que, por muy moderada que fuera su opinión, ésta se situaba a la izquierda de los “grandes” partidos.

Este rechazo encontró un modo unísono de expresión en la manifestación del 15 de mayo 2011. Esta fecha se eligió por motivos estratégicos. Trás un 1 de mayo que pasó sin pena ni gloria y sobre todo en plena campaña electoral, el mensaje emitido desde la plataforma apolítica Democracia Real Ya (DRY) resonó con la fuerza de lo justo, de lo razonable y sobre todo de la indignación, dando eco a la llamada de Stephane Hessel, un anciano francés cuyo libro “Indignaos!” conoció un éxito rotundo en Diciembre de 2010.

Dicho todo esto, ¿Qué es lo que hace España diferente de EE.UU o Costa Rica? Yo pienso que poco, por no decir nada. Esto es un movimiento ciudadano que no requiere ningún bagaje histórico especial. Lo que ha ocurrido aquí puede ocurrir en cualquier otro país de Europa y del mundo. El 15M no le debe nada a nadie, ni a los sindicatos, ni a los partidos, ni a la revolución anarquista de 1936 y menos aún a ningún “carácter latino”, si es que esto quiere decir algo. Es meramente el fruto de una voluntad por parte de ciudadanas de a pie de participar democráticamente y de la forma la más horizontal posible en las instituciones ya existentes, aunque esto suponga una reforma de estas mismas. La fuerza de la no violencia, de la solidaridad y de la democracia es irresistible y tiene que ser la que marque el espíritu del siglo XXI.

Se habla de la austeridad fiscal como causa directa de lo que está  ocurriendo, pero también de las rebeliones en el Norte de África. ¿Qué tan parecidos son estos movimientos en su razón de ser y sus propuestas? Mientras se enfocaba más la existencia de una crisis política de dictaduras y libertad en el Norte de África y en otra una crisis económica del neoliberalismo en Europa, parece que ambas también eran realidades en los dos casos?

Las medidas de austeridad son ya bien conocidas: reducción de los salarios de los funcionarios (son unos tres millones en España), reducción de las pensiones, eliminación del “cheque bebé” que beneficiaba a los jóvenes padres, eliminación de las ayudas para los parados, reducción importante de la inversión estatal, etc. Todas estas medidas tendrán como efecto de prolongar la crisis ya que reducen el consumo y desincentivan la inversión privada y eliminan gran parte de la pública. No hace falta haber estudiado economía para comprender que si tienes un déficit que ha sido provocado por la reducción de tus ingresos, tu prioridad debería ser la de impulsar la economía, no la de frenarla. Es cierto que este plan tuvo mucho que ver con estas protestas, pero sólo es parte de la explicación, como bien dices…

Las revueltas árabes han sido esenciales y existe un enlace entre ambos movimientos, aunque creo que también existen serios límites.

Claramente nos inspira muchísimo el valor que están demostrando los ciudadanos saharauis, tunecinos, egipcios, libios, bareiníes, yemenís, etc, y todos nos sentimos, por primera vez en muchos casos, cerca de ellos. Se han roto muchas barreras: la del prejuicio, la del racismo, la del cinismo y de la ignorancia. La base común de todos estos movimientos es un espíritu de resistencia basada en la no violencia y en la solidaridad. Creo que si existe alguna similitud entre, por ejemplo, Tharir y Sol, sería la de la composición de los manifestantes. La diversidad social ha sido notada por todos aquellos que han informado sobre la situación: todas las religiones, todas las clases, todas las profesiones, las mujeres, los jóvenes y los mayores estuvieron allí diciendo “Basta Ya!”.

Otra similitud está en el rechazo: ellos, tanto como nosotros, se ven unidos por lo que rechazan y quieren trabajar sobre una alternativa. Pero, más allá, las comparaciones no aportan mucho ya que son contextos tan diferentes. El tipo de violencia a la que nos exponemos aquí no tiene nada que ver con la de los países árabes, por mucho que nos hayan chocado las imágenes de la Plaza Cataluña, y más recientemente las de Valencia.

Quizás el enlace visible más interesante no sea el producto de una comparación, sino una realidad demostrable: los manifestantes de Sol, de Tahrir, de Madison, de Atenas y demás plazas del mundo ya están comunicando y están expresando su solidaridad los unos con los otros. Aún recuerdo la impresión que me causó ver una bandera berebere en la manifestación del 15 de mayo. Les tuve que preguntar a quién pertenecía ese emblema, y me explicaron que ellos eran de Sahara Occidental y querían ser solidarios con los españoles del mismo modo que ellos lo hicieron en noviembre de 2010, trás la represión de los acampados de El Aiún. Esta anecdota ilustra bien lo infundado que es el cinismo que se expresa en respuesta a una indignación sobre un hecho ocurrido en otro país. A ese “¿y qué le vamos a hacer?”, ahora podemos responder con seguridad que mucho, sin miedo a parecer idealistas, soñadores o ignorantes, y sabiendo que las consequencias de nuestros actos son importantes, nos guste o no.

Ambos nos conocimos el año pasado en el Z Media Institute, además de que perteneces a proyectos de sociedad participativa, por lo cual tenemos mucho interés en el aspecto de autoorganización y participación social. ¿Cómo percibes la evolución de estos aspectos en el movimiento? ¿Las acciones en esta dirección han sido algo espontáneas o ha habido mucha educación, conciencia y organización para coordinar hacia este punto?

Es cierto, hace justo un año de todo aquello, y en estos mismos momento se están reuniendo los participantes de este año. La revista Z hace algo que pienso ha sido fundamental para mí, y no dudo en que estarás de acuerdo.

Desde un punto de vista participalista, hay mucho que decir. Pero antes creo que debemos explicar los más brevemente posible de qué se trata. El participalismo es una alternativa al capitalismo y la planificación centralizada propuesta por Michael Albert y Robin Hahnel, dos economistas estadounidenses. Se trata de incluir a todas las personas en la gestión de sus vidas en el trabajo y también en la política. El participalismo se basa en una reforma profunda de nuestras instituciones basándose en valores como la autogestión, la equidad, la diversidad y la solidaridad. Es una descripción de como serían estas instituciones y su dinámica. Esta propuesta es seria y al día de hoy todavía no se ha formulado ninguna argumentación seria que pusiera en quiebra el participalismo.

Dicho esto, uno debe leer esta propuesta antes de formar su opinión. (Michael Albert, Parecon, La Vida Después del Capitalismo, 2003)

Volviendo a las asambleas, antes de mirar el movimiento asambleario desde el punto de vista participalista, debemos comprender la diferencia que hay entre dos iniciativas muy distintas aunque solidarias, ya que es posible que desde fuera exista cierta confusión. La primera es la de Democracia Real Ya (DRY) y la segunda es la de la acampada. Tienen en común un sentimiento de indignación y de rechazo de los partidos mayoritarios. Sin embargo, existen dos elementos que los distinguen claramente. En primer lugar, fue DRY quien impulsó este movimiento con la intención de unir a aquellos y aquellas que se indentificaran con su manifiesto y con una serie de propuestas que publicaron en su web. DRY es la continuación de un movimiento estudiantil que nació en la universidad Complutense de Madrid. Pero su modo de organizarse, a través de las redes sociales, les dió un alcance superior al que calculaban y poco a poco se fueron adaptando a una audiencia mayor, hasta llegar a DRY. Pero esto quiere decir que el día 15 de mayo, tanto las asambleas como la acampada no existían todavía.

El segundo elemento que distingue DRY del 15M está en su naturaleza política. En el ambiente general de austeridad neoliberal, puede que las propuestas de DRY hayan parecido radicales (reforma de la ley electoral, mejora de los servicios públicos, marcha atrás en la reforma neoliberal de las pensiones, etc.), pero en realidad se trata de una plataforma más bien reformista y socialdemócrata que las asambleas.

En efecto, a raíz del “toma la calle” de DRY, nació el movimiento asambleario “toma la plaza”. Su primera materialización fue la acampada de la Puerta del Sol en Madrid – a la vez un símbolo y una vitrina para la autogestión y la solidaridad en acción – que muy pronto se extendió a las demás ciudades de España. Se instalaron en pocas horas unas tiendas que fueron abastecidas con comida y logística proveniente de los vecinos solidarios del centro de Madrid.

Este movimiento no fue, en ningún momento, el fruto de ninguna planificación anticipada. Diría, no sin cierta ironía, que los que mejor nos han organizado hasta la fecha del 15M han sido los propios gobernantes y los banqueros quienes han enojado y federado a toda una población, predisponiéndonos a todos para trabajar en una alternativa posible.

Ahora, en cuanto a saber si se trata de un movimiento realmente participativo, debemos mirarlo más de cerca y valorar esta según ciertos criterios como el reparto equitativo de las tareas, la diversidad entre los participantes y el nivel de autogestión.

Existe dentro de la acampada una comisión que trata de repartir a los voluntarios allá donde los necesitan y según sus comptencias pero también de manera que unas pocas personas no monopolicen un puesto que confiera confianza, poder y conocimientos que luego excluya a algunos, o muchos, de los debates en las asambleas.

Existe una preocupación clara por mantener un lenguaje inclusivo durante las asambleas, cada uno y cada una debe acostumbrarse a no hablar exclusivamente en masculino. Las comunicaciones por micrófono de cualquier participante son traducidas en lengua de señas. Las opiniones disidentes siempre tienen prioridad a la hora de expresarse sobre cualquier propuesta. Las tareas identificadas como potenciadoras de poder están sometidas a un sistema de rotación y las portavoces de las asambleas locales nunca deben presentarse solas, evitando así que se deformen el contenido de las decisiones tomadas en los barrios. Se ruega a los moderadores que no expresen ninguna opinión propia, ni siquiera para animar o aplaudir. Existen miles de detalles que podría citar, pero solo diré que, salvo un par de excepciones, todas estas medidas no han ralentizado ni supuesto ningun peso excesivo sobre los participantes quienes se han adaptado facilmente (en esta publicación he procurado usar el lenguaje inclusivo).

Todos estos detalles tienen una enorme importancia tanto para los que estamos familiarizados con la idea de equilibrar las tareas dentro de una empresa participalista como aquellos que llevan una semana participando en las asambleas. Es más, una vez puestas en acción, se imponen como evidencias a todos y todas.

También es cierto que todavía no se tiene muy claro si el consenso unánimo es el mejor de los sistemas ya que en Madrid nos hemos encontrado con el problema de una minoría que bloqueaba decisiones que tenían el apoyo de todos. Pero se han resuelto poco a poco y hace solo dos días se logró tomar la decisión de levantar la acampada de la Puerta del Sol (domingo 12 de junio) con una inmensa mayoría a favor. Vamos aprendiendo y en apenas cuatro semanas hemos logrado agilizar un sistema aunque nunca dejará de ser imperfecto, como toda organización humana. Se sigue la fórmula de prueba y error y se avanza teniendo presente los objetivos de inclusividad y equilibrio de tareas.

Debo decir que desde mi punto de vista es bastante impresionante ver, en las asambleas, cómo algunas personas que nunca habían debatido en público lo hacen no solamente con mucha inteligencia, sino que también parecen haber interiorizado estos valores en poco tiempo. La práctica es sin duda la mejor escuela.

En Costa Rica, como Estados Unidos y muchos otros países y movimientos a través de la historia, la izquierda siempre ha tenido la debilidad de poder coordinar acciones con objetivos en conjunto. En el caso de España es muy difícil predecir que va a pasar en el futuro, pero parece que las manifestaciones iniciales si se ha encontrado un diálogo en común. ¿Por qué crees que sucedió y si conoces cómo fue que paso, nos los podrías decribir?

Pienso que el diálogo común siempre estuvo ahí. Salvo que existían unas barreras invisibles que nos separaban y han impedido que comunicaramos. Esto es lo que ha conseguido DRY con su llamada incial. Pienso que se debe empezar, tanto en EE.UU como en Costa Rica, con una llamada moderada, que proponga reformas con las que todos estamos de acuerdo. En EE.UU sería la Seguridad Social, la retirada de las tropas de Afganistán, y el recorte del presupuesto militar. En Costa Rica no conozco tan bien la situación pero seguramente existe un consenso de la opinión pública sobre cómo mejorar la vida del 90% de la población.

En la Puerta del Sol, existe desde el principio algo que une a muchas personas con perfiles muy distintos. Lo que más me impactó cuando acudí  a la Puerta del Sol por primera vez después de que se iniciara la acampada fue el ambiente general de debate. Se podía ver por toda la plaza gente conversando y argumentando sobre cuestiones políticas y sociales. Era evidente que se trataba de personas que no se conocían: unas abuelitas hablándo con jóvenes de los sistemas financieros, feministas conversando con hombres de la generación de mis padres, turistas haciendo preguntas a los participantes, incluso me contaron que unos inmigrantes saharauis estuvieron hablando de su situación con mi suegra – una mujer viuda de un coronel del ejercito español. Esta atmósfera no fue un golpe de euforia, todavía hoy, casi cuatro semanas después del comienzo, se pueden ser testigo de este cambio.

Te puedo dar un ejemplo más personal: pienso en mi padre expresando indignación viendo las imágenes de la policía atacando a los manifestantes de la Plaza Catalunya en Barcelona. En su correo – más largo de la historia de nuestra correspondencia electrónica – dijo: “Es indignante! Es criminal! Estos hombres no merecen llevar el uniforme…”. Quiza deba explicar que mi padre trabajó como policía antidisturbios en Francia  durante 20 años. Es más, con a penas 22 años de edad le mandaron a París en mayo de 1968 cuando unos estudiantes de la universidad de Nanterre, que no tendrían menos años que él, parecían no querer conformarse con el sistema que habían heredado.

Este diálogo común es fácil de comprender y creo que existe en todos los países: si estamos de acuerdo con un mínimo de medidas que son de sentido común, a qué esperamos? No tenemos que estar de acuerdo con cómo remplazar al sistema capitalista para empezar a exigir que el Estado invierta a largo plazo para fomentar actividad economica, que ayude a los más vulnerables como ha ayudado a los más fuertes, que no permita que políticos corruptos se presenten en las elecciones o que se permita que siempre sean las mujeres y los inmigrantes quienes carguen con el peso de la crisis.

En EE.UU, a penas la mitad de los americanos en edad de votar se desplazan para votar, el partido demócrata cada más se parece a un despacho de Wall Street, creo que no son necesarias muchas encuestas para ver que la opinión pública estadounidense, como la española, se encuentra muy a la izquierda del partido de Obama. ¿Por qué esperar?

¿Cuál ha sido tu experiencia en el movimiento y manifestaciones? ¿Qué estructura de participación existe y qué tareas y funciones llevan a cabo los partícipes? También ¿en qué forma se van coordinando las acampadas en las diferentes partes del país?

Bien, existen unas 15 comisiones encargadas de coordinar la vida dentro y fuera de la acampada. Sería muy largo detallar todas la funciones de cada una. Pero puedo mencionar unas cuantas.

La comisión de respeto es la encargada de asegurarse de que cada participante o persona dentro de la acampada respete la vida de los ciudadanos madrileños exteriores a la acampada. Esta comisión es por ejemplo la que hizo que las noches de fin de semana no se hiciera “botellón”, que se usara un lenguaje inclusivo durante las asambleas, que todos tuvieran oportunidad de expresar sin ser intimidados  por la desaprobación, que los comerciantes de la zona no vieran el acceso a sus tienda obstruido, etc.

Otra de las más importantes para el desarrollo del movimiento es la comisión de extensión que se encarga de coordinar, informar y fomentar la organización de asambleas en barrios y pueblos. Sólo en la primera asamblea del sábado 27 de mayo hubieron más de 28,000 participantes repartidos en 107 asambleas locales en todo el país. Se estima que al día de hoy estas cifras son muy superiores, aunque no las conozco todavía.

La comisión de limpieza es la que organiza los voluntarios para limpiar la Plaza. Esta se inspiró de los organizadores de la Plaza Tahrir. La intención era la de mostrar nuestra autonomía y ser un ejemplo de autogestión. Dicho esto, es cierto que es dificil remplazar el material de limpieza moderno del que disponen los servicios comunales y la Puerta del Sol ha sufrido un poco de cuatro semanas de presencia humana constante.

La comisión de infraestructura consigue que todas las asambleas y toda la acampada sea posible logísticamente. Participan tanto carpinteros y electricistas como voluntarios con nada más que sus ganas de ayudar.

La comisión legal se encarga de tratar o prevenir los litigios con las autoridades, la policía o incluso los comerciantes de Sol. En cada asamblea comunican sus mensajes que son importantes para que no hayan litigios: se ruega, por ejemplo, que los participantes no se suban a andamios ni construcciones públicas frágiles, etc.

La comisión de alimentación dsitribuye y prepara toda la comida y bebida gratis que se ha ido recibiendo durante la acampada: durante la primera semana, tuvieron que pedir que la gente dejara de traer comida ya que el abastecimiento era constante y superaba el consumo, ya importante.

Existen muchas más, como la biblioteca, los cuidados médicos, información, participantes, etc. Para más detalle podrás leerlo en mi próxima publicación en Znet. También existe, desde hace poco, un periódico llamado 15M News que se obtiene gratuitamente aquí y que informa sobre las actividades del 15M.

Luego existen los grupos de trabajo que definen propuestas que luego son presentadas y votadas en las asambleas y se adoptan de forma consensuada. Todo podemos participar en los grupos de trabajo. Estas funcionan como pequeñas asambleas aunque con más tiempo y libertad de debatir y argumentar. Son: educación y cultura, economía, politíca, arquitectura y espacios públicos, social y migración, ciencia y tecnología, feminismo, sanidad, medio ambiente y pensamiento. Reconozco no conocer el contenido de este último, pero estos grupos se reparten, según la importancia de los debates, en uno o varios grupos. En los grupos de trabajo participan tanto profesionales de las cuestiones como ciudadano de a pie. No es necesario tener una licenciatura en economía ni ser sociólogo para ser escuchado.

Mi experiencia como participante me dejó impresionado en cuanto a la calidad de la organización como en la de los argumentos y en la forma de expresarse. Me pareció muy ingenioso la forma de comunicar su opinión de forma silenciosa usando cuatro gestos con las manos: “estoy de acuerdo”, “no estoy de acuerdo”, “te estás repitiendo” y “no se te oye”. La transparencia y la inclusividad, a pesar de ser una asamblea con poco tiempo de existencia me han parecido muy logradas. Me he sentido, por primera vez, en una democracia en la que me gustaba estar.

¿Cómo nació, en este caso, la idea de llevar a cabo las asambleas?

Una de la propuestas que estaban en el aire el día 15 de mayo era la de exigir más democracia participativa. Más allá no te puedo decir de dónde nació, creo que fue bastante espontáneo. Cuando se instalaron en sol los acampados lo primero que se les pregunto, tanto en la prensa como en la tele fue: “pero, ¿que es lo que queréis?”. Para llegar a una respuesta coherente fue necesario organizar grupos de trabajo que luego culminaron en una (y más tarde varias) asambleas. Esta se dedicaba a tomar decisiones relativas a la extensión de la acampada más allá de la fecha señalada y demás cuestiones prácticas. Poco a poco el contenido se fue centrando cada vez más en cuestiones políticas que iban más allá del corto plazo y del marco que propuso DRY.

¿Cuáles son las propuestas principales que están buscando que se cumplan, y ves alguna posibilidad de que el gobierno responda a ellas? Si no, ¿saben cuáles son los próximos pasos?

No te puedo decir lo que va a pasar pero sí te puedo decir que ya se ha decidido que la acampada se iba a levantar el domingo día 12 y que se iba a dejar solamente un punto de información en la misma Puerta del Sol, siendo este lugar el referente del movimiento.

Ahora mismo lo más importante es que la gente acuda a las convocatorias de sus barrios y aprenda a participar. Parece ser que se están superando las cifras de participación en las asambleas de barrios. Según he oído, en los barrios los más ricos de Madrid, donde se esperaba una menor participación, acudieron unas 400-500 personas el primer sábado de la convocatoria. Cuantos más datos nos comunican más esperanzador parece este movimiento, esperemos que siga así.

Por primera vez en la vida de muchos, merece la pena enterarse de cómo funcionan el país, su economía, su sistema político, lo que es el sexismo, cuál la situación de los inmigrantes, etc. ya que tarde o temprano alguien te preguntará por tu opinión. Esto es una democracia, cuando no produce cinismo sino curiosidad y cultiva la libertad de expresión. Si pienso que mi opnión importa es más probable que quiera saber más antes de acudir a una convocatoria, es lógico.

También se debe decir que el apoyo de toda la gente a través del mundo es muy importante y debemos poder contar con todos los costarricenses y todos los estadounidenses. Se está haciendo un gran esfuerzo para traducir todas las comunicaciones del 15M con el objetivo que todos puedan leer de primera mano lo que está ocurriendo aquí.

En Costa Rica, creció un movimiento en contra del Tratado del Libre Comercio con EEUU en la que se desarrollaron diferentes “comités patrióticos” para coordinar la oposición al tratado. Mientras se elevó  la conciencia de muchos ciudadanos, al punto de que casi se derrotó el tratado comercial en un referendum, los comités por desgracia no continuaron después de un tiempo de la derrota. ¿Ves alguna posibilidad, o tienes la esperanza, de que las asambleas y las diferentes formas de participación social puedan seguir ocurriendo de forma permanente, a diferencia de lo que ocurrió en Costa Rica?

No sé  hacer predicciones, de hecho nadie lo sabe hacer. Pero veo una diferencia con el ejemplo costarricense, por lo menos tal y como me lo comentas tú: aquí en España el movimiento asambleario no ha nacido de una protesta contra una decisión gobernamental sino contra un conjunto de decisiones que nos han hecho reflexionar sobre el sistema.

Se están instalando las asambleas en nuestro día a día, las cosas se hacen poco a poco y cada semana que nos reunimos es una gran victoria. Ahora necesitamos avanzar y ganar para que la gente vea desde fuera que esto no es simbólico sino real y efectivo.

– ¿Por qué ocurrió este movimiento en España, antes que otros países de Europa en circumstancias parecidas? ¿Qué crees que se ocupe para lograr algo así en los otros países de Europa, o en EEUU, o en Costa Rica?

En Grecia hay una actividad que empezó mucho antes que en España. Pero no sé  muy bien si es completamente comparable, aunque en estos momentos se está desarrollando algo muy interesante en Grecia: más de 80,000 personas salieron a la calle para protestar contra las medidas tomadas por su gobierno social demócrata de Papandreu. Pero cada país es diferente y no pretendo conocer lo que está pasando en Grecia, aunque somos solidarios con ellos.

Lo único que falta para que ésto ocurra en EEUU y en Costa Rica es la voluntad de unos pocos en los que se puedan identificar unos muchos. Es así como empezó todo en Madrid, que luego se convirtió en Barcelona, Valencia, Sevilla, etc. hasta 57 ciudades solo en España la primera semana. Se tiene que querer hacerlo y se tiene que hacer bien.

Hay que salir a la calle con ideas claras y una mente responsable, ya que la vida de miles de personas, sus pensiones, sus derechos y sus futuros están en juego.

 

David Marty es escritor franco-español para ZNet, y colaborador de Amauta. Se le puede contactar a través de su página en Z Space o su correo electrónico: davidmarty(at)hotmail.com

Eric French Monge es editor y escritor de Amauta.

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