Noviembre 23, 2024

Agitación en Europa: Renovadas protestas y más represión en decenas de ciudades españolas

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barcelona_manifestaMadrid.- Miles de españoles indignados acudieron a las sedes de sus respectivos ayuntamientos para recriminar a la clase política la corrupción endémica, el distanciamiento de la sociedad y la falta de transparencia y de mecanismos de participación directa de la ciudadanía.  El movimiento del 15 de mayo (15M) protagonizó una nueva acción, horizontal y simultánea en decenas de ciudades del país para hacerse presente en los actos de toma de posesión de los alcaldes elegidos en los comicios del pasado 22 de mayo. La policía realizó desalojos con violencia en Madrid, Salamanca, Sevilla, Logroño, Vitoria, Palma de Mallorca y Burgos, entre otras, con lo que la plataforma ciudadana denunció que en menos de un mes suman más de 200 heridos por la brutalidad policial.

La revolución de los indignados nació del hartazgo ciudadano ante una serie de lastres o síntomas del modelo político y económico, entre ellos la corrupción en la clase política, sobre todo a escala municipal, en la que en los últimos años se han registrado los peores casos en los que siempre están implicados alcaldes, diputados, dirigentes locales de los principales partidos y poderosos empresarios de la construcción. Por eso una de las consignas recurrentes del movimiento cívico español es, precisamente, del repudio a la corrupción. Precisamente en las últimas elecciones municipales, el movimiento 15M denunció que sólo en estos comicios había 115 candidatos imputados por delitos de corrupción y abuso de poder, la mayoría resultaron vencedores de la contienda, como el presidente de la la Comunitat de Valencia, el conservador Francisco Camps, y numerosos diputados, también del PP, en Madrid.

Ante este panorama, la spanish revolution decidió en una asamblea general dos grandes movilizaciones, en diversos puntos del país y de forma simultánea: la de hoy, con motivo de la toma de posesión de los nuevos responsables municipales, y la del próximo 19 de junio. Prácticamente en todas las ciudades importantes centenares de manifestantes recibieron a los políticos con abucheos, con gritos de ¡No nos representan! y con cacerolas retumbando.

Las principales protestas ocurrieron en Madrid, donde la policía actuó con contundencia para desalojar un acto pacífico en las inmediaciones de la casa consistorial, lo que causó pánico en los ciudadanos, sobre todo cuando la policía propinó golpes y patadas a los jóvenes y mayores que intentaban expresar su malestar con el gobierno local, en manos del conservador Alberto Ruiz Gallardón. También protagonizaron un acto simbólico del entierro de la democracia, en el que había un sacerdote, un político y un empresario diseñando el futuro del pueblo.

¡Gallardón ladrón!

Cientos de manifestantes del movimiento de los indignados se reunieron el sábado en las inmediaciones del ayuntamiento de Madrid para saludar a los gritos de ¡ladrón! la elección de Ruiz Gallardón, tras las municipales del 22 de mayo.

A los gritos de ¡Gallardón ladrón! o ¡Esta crisis no la pagaremos!, los manifestantes se reunieron en las calles que llevan al ayuntamiento, rodeando el edificio donde estaba reunido el consejo municipal para elegir al alcalde.

Algunos incidentes se produjeron cuando los policías antimotines quisieron liberar una de las salidas del edificio para dejar pasar los vehículos oficiales.

Finalmente, éstos pudieron abandonar el lugar, con los cristales ahumados cerrados y rodeados por un cordón policial, acompañados por gritos de ¡Ladrones, fuera, fuera!, ¡Vergüenza!, ¡Fuera del ayuntamiento, corruptos!

En las otras calles, los manifestantes estaban bloqueados a unos cientos de metros de los cordones policiales, cuyos furgones estaban desplegados en todas la calles que llevan al ayuntamiento, cerca de la Puerta del Sol, donde desde el 17 de mayo los manifestantes habían instalado un campamento.

Gallardón no nos representa, proclamaba una gran banderola, enarbolada por manifestantes en medio de un concierto de cacerolas, silbidos y pifias, en tanto algunos de ellos se sentaban en el suelo delante de las barreras.

A los indignados se unieron otros manifestantes que protestaban contra una reciente biografía aparecida en una colección biográfica oficial, que omitía calificar a Francisco Franco de dictador.

Llamaron a manifestar en Madrid con motivo de las investidura de Gallardón, relecto el 22 de mayo por el Partido Popular (conservador), para felicitar al alcalde por tomar posesión de nuestro futuro.

Manifestaciones similares tuvieron lugar en otras ciudades, en particular en Valencia (oriente de la península).

El movimiento de los indignados aparecido espontáneamente el 15 de mayo, acusa a los grandes partidos políticos de no representar a los ciudadanos y de no haber tratado de luchar eficazmente contra la crisis económica y el desempleo que afecta a un español de cada cinco.

Pero también hubo brutalidad policial en Salamanca (10 heridos), Palma de Mallorca, Sevilla, Logroño, Tenerife, Sagundo y Burgos. El saldo provisional de la propia plataforma es de 10 detenidos, todos acusados de agresión a la autoridad.

En Logroño, un ciudadano indignado se disfrazó de poderoso, con traje y el pelo repeinado con gel, y antes del inicio de la ceremonia oficial les espetó a los asistentes: Mucho jurar y prometer, y no tienen la dignidad de sacar de sus listas a los imputados de corrupción. El movimiento calcula que hubo protestas en más de 40 ciudades.

Ante la violencia policial, la plataforma Democracia Real ya, una de las pertenecientes al movimiento, denunció en un comunicado los actos de brutalidad a la que ya nos tiene acostumbrados la policía, pues recordemos que en menos de un mes llevamos ya más de 200 heridos en manos de éstos, y exigimos responsabilidades en las instituciones. Pedimos también la puesta en libertad sin cargos de las personas detenidas en ciudades como Mallorca o Burgos, en algunos casos por el simple hecho de estar grabando la carga en móvil.

Añadieron que “la supuesta democracia en la que vivimos muestra su faceta más represiva en cuanto se deja de comulgar con las verdades oficiales, cuando una ciudadanía consciente toma la calle en defensa de sus derechos, expresando sus opiniones críticas para con la corrupción y caciquismo de los políticos electos”.

 

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