Noviembre 25, 2024

15-m, la “#spanishrevolution” y el descontento con una democracia no democrática

madrid_mani

madrid_maniDurante las últimas semanas los Topic Trends de Twitter han mostrado ciertos hashtags que llaman la atención: #jovenessinfuturo, #democraciarealya, #sinfuturosinmiedo y #nolesvotes, son cuatro de los Trending Topic que aparecieron en España semanas antes de las elecciones Municipales.

 

 

No hace falta darles muchas vueltas para saber hacia dónde se encaminan los reclamos que hacen nacer estos hashtag. Hoy, luego de las elecciones marcadas por un fuerte poder de movilización –asociado, eso sí a poca claridad de conducción política- vemos el impacto directo que la manifestación de “los indignados” tuvo sobre las elecciones Municipales y la votación que había tenido siempre el PSOE. A casi un año de las elecciones presidenciales se pone en jaque la continuación del partido gobernante, haciéndose necesario echar una mirada a la fuerza que “las acampadas” han ido mostrando, a pesar de su desligue de los partidos políticos tradicionales.

 

Lo cierto es que, a pesar de que no se tiene aun claro cuáles son las razones de la caída en votos del PSOE y por qué se mantienen estas movilizaciones, hoy el movimiento de quienes nunca habían estado en política, sumado al gran número de desocupados, la crisis económica y el descontento español, pone en peligro la continuidad de un gobierno socialista y el desafío para la oposición de canalizar las demandas de una ciudadanía que se ha tomado sus espacios.

 

El Hartazgo Español y el movimiento de los Indignados

 

Dos semanas antes de las elecciones municipales y en la medida que iban apareciendo las declaraciones de los políticos españoles, podíamos ver también las declaraciones de los organizadores y adherentes al movimiento del 15-M. En su página principal de Facebook nombraban constantemente que no estaban de acuerdo con la Abstención en las elecciones próximas, más bien hacían un llamado a un “Voto responsable”. Ese voto responsable dejó de pertenecer a los partidos políticos clásicos. La mirilla y el descontento estaban contra los grandes partidos españoles: contra el PSOE, el CiU y el Partido Popular. Aun cuando los resultados de las elecciones no reflejaban esto, sí lo dejaban en claro con el aumento de los blancos y abstenciones y la considerable disminución de la votación histórica del PSOE. Esto a pesar de que el movimiento del #15M no llamaba a votar nulo o en blanco, sino que a estudiar cualquier otra posibilidad que no sea los tres grandes partidos españoles, la idea era potenciar cualquier opción que “rompiera el Bipartidismo” (Facebook.com) y aquella política que “no les representa” (Enriquedans.com).

 

¿Pero cómo comenzó todo esto?

 

Según algunos medios, la gota que rebalsó el vaso es la Ley de Economía Sostenible o “Ley Sinde”, presentada por la Ministra de Cultura Ángeles González-Sinde (de quien nace su nombre fuera del parlamento) donde se establece, en la “Disposición Final Segunda”, el control sobre las páginas en Internet (Alt1040.com). El problema fue que luego de ser rechazada en primera instancia por la cámara baja, la disposición fue rescatada al ser pactada entre los partidos con representación en el Congreso; el PSOE, el Partido Popular y el CiU (20minutos.es), garantizando así, el cierre de las páginas de descargas con contenidos sujetos a derechos de autor (20minutos.es). Uno de los reclamos por parte de la ciudadanía es que el órgano que dispone del cierre, no es un órgano judicial, sino uno dependiente directamente del poder político a través del Ministerio de Cultura, los cuales podrían cerrar las páginas sin una orden judicial, lo que en definitiva se traducirá en un problema desde el punto de vista de los derechos a la información por parte de los usuarios de Internet.

 

La Ley de Economía Sostenible, por otra parte, también aporta un cambio estratégico en la planificación económica del país europeo siendo lo más importante, según lo planteó el mismo Presidente Rodríguez Zapatero cuando anunció esta ley, el poder crear mayor empleo y desarrollar una economía más estable para los españoles (20minutos.es). Aun así, la resolución con respecto a los derechos de autor, sumado a los problemas de corrupción, representación y la fuerte crisis económica que vive el país, ha decantado en una fuerte oposición al orden actual.

 

Hoy vemos a jóvenes –en su gran mayoría- reclamando por mejor y más empleo, mejor calidad de la democracia y demandando a los partidos políticos una mayor y mejor representación. De esta manera, lo que comenzó como protesta a la “Ley Sinde” con el hashtag #nolesvotes -siendo utilizado para asustar a los partidos que apoyaran la Disposición Final Segunda sobre contenido de Internet-, pasó en seguida a ser un movimiento constituyéndose en el llamado a movilizaciones del 15 de Mayo pasado.

 

No sólo era un Hashtag. Pronto apareció una página Wiki (http://wiki.nolesvotes.org/wiki/Portada) asociada que sumó e hizo contable la popularidad lograda en el Twitter; según los mismos organizadores y participantes, la Wiki para el 31 de Marzo contaba con más de 700.000 usuarios únicos, la página había sido compartida más de 7.800 veces en Twitter y más de 36.000 en Facebook, ya tenía 143 páginas asociadas, 196 archivos almacenados y 374 usuarios, sus visitas para la fecha superaban las 71.000. De la misma forma, el buscador de Google mostraba algo más de 641.000 resultados en su búsqueda (Alt1040.com), poco más de un mes después los resultados ya habían aumentado a más de 1 millón en el mismo buscador.

 

Con estos datos duros, el movimiento del 15M ha demostrado ser algo más que sólo un movimiento de jóvenes “que no estudian, ni trabajan”. La crítica que se traslapa más allá de la forma en la cual se han manifestado deja explícita la crítica a políticas económicas que se ejecutaron tan distanciadas de lo que eran las demandas sociales. La consigna “no somos mercancías en manos de políticos ni banqueros” traduce muy bien la situación actual. Mientras la crisis económica deja más de 5 millones de cesantes –de los cuales 1 millón son jóvenes (Abc.es). La gente constata el hecho trágico de que los partidos políticos en vez de representarles se han preocupado más de mantenerse en el lugar en que están.

 

“Lo nuevo” pasa a estar dentro de las asambleas y acampadas que desde el 15 de Mayo se han mantenido en toda España. Desde “la @acampadasol” llegan constantemente noticias acerca de las asambleas, de ideas, propuestas, y organización acorde a aquella necesidad de cambiar el status quo, única alternativa que ha dejado y defendido una clase privilegiada, que ha producido cesantes aislados, fuera del sistema y con nula representación. Lo nuevo contra lo viejo, los políticos contra la ciudadanía y sus derechos, el mercado ajeno a la sociedad, o lo social con toda su complejidad (Es.paperblog.com).

 

¡Fuenteovejuna, Señor! Cuando los ciudadanos se toman las calles

 

No es nuevo que en época de crisis económicas salga la gente a la calle. Lo vimos en Islandia hace más de un año, lo vimos en Grecia hace unos meses, lo vemos ahora en España. Sí llama la atención cómo al igual que los temas económicos, los residuos de las deudas de procesos de democratización incompletos o demasiado lentos parecieran cobrar a los gobiernos actuales el camino que falta por andar. Nacen demandas de los mismos ciudadanos. Los que antes eran “los apolíticos” ya no pueden seguir siéndolo.

 

Tal vez esto es lo que nos llama la atención. Si bien la discusión de cómo salvar el sistema financiero corresponde al corto plazo el velar por el funcionamiento del mercado manteniendo la capacidad de los acreedores por pagar a los bancos, a mediano plazo implica mayores índices de cesantía, menor productividad y crisis social. En pocas palabras, la discusión de fondo es establecer si es el contribuyente, a través de la inyección de fondos estatales, quien debe asumir las pérdidas de los bancos y acreedores (Eleconomista.es) o definitivamente dar un vuelco al sistema actual asumiendo que como está ahora, definitivamente no funciona. Esta discusión efectivamente corresponde a una demanda económica, pero al mismo tiempo va más allá tocando la discusión sobre qué tipo de democracia y orden social es el que queremos.

 

Los problemas sociales  que derivan de las decisiones para salvar el sistema cuando se juzga sólo por lo que dicta el “precio de mercado” terminan siendo puestas en la palestra a punta de movilización, marchas o “acampadas”. La denuncia implícita es la implantación de ciertas respuestas económicas con efectos sociales que nunca nadie discutió como ‘la vía’, pero sólo una más de las tantas posibles.

 

Porque desde mi punto de vista esto es la esencia de lo que sucede en España, no sólo es la economía, las características de las instituciones españolas que quedaron heredadas desde la primera época post-Franco han decantado en un sistema en el cual la gente ya no cree que sea capaz de solucionar los problemas ni de anteponer el bienestar común en las decisiones.

 

La clase política, quienes eran los convocados a generar mecanismos de protección a los más desvalidos en época de crisis, es hoy la misma clase asentada, cómoda, en tribunas donde puede ejercer sin dar explicaciones de su ejercicio. Bajo este supuesto tiene lógica, entonces, que muchos evalúen como punto de partida lo sucedido con la “Ley Sinde” y no el descalabro económico del país.

 

Para los españoles, los partidos políticos tradicionales ya demostraron ser incapaces de representar lo que la mayoría quería, al quedarse al servicio de un sistema implantado por acuerdos de unos pocos  y que se revela ante el diálogo de sordos. Hoy el Partido Popular, como oposición, está obligado a recoger las demandas que desde la ciudadanía nacen al igual que el PSOE debe constituirse como algo más que mero administrador de un sistema ya dado. En este punto las semejanzas con Chile pueden encontrarse bajo un punto de inflexión que sin ser iguales presentan las mismas características, desde la necesidad de la discusión sobre un sistema político y social que deja a muchos excluidos, la incapacidad del sistema de partidos de ser representantes de las demandas ciudadanas, y un sistema económico que al menor desequilibrio exige a los contribuyentes –a los ciudadanos que salen a las calles- que lo salve para mantener las ganancias y acumulación de unos cuantos sin que ello represente mejoras para el ciudadano común.

 

Para que lleguen las “acampadas” a nuestro país hace falta mucho –principalmente un suceso que sirva de chispa, tal vez Hidroaysén se constituya como uno. Sin embargo, esto no implica que las deudas pendientes se dejen de tomar en cuenta. Nadie dice que sea malo que los ciudadanos salgan a manifestarse, después de todo es un derecho constitucional básico. El problema es cuando no hay respuesta de quienes están en el poder. Cuando no hay diálogo, cuando no hay conducción, cuando se deja que el descontento y la indignación crezcan sin algún tipo de escape el camino se vuelve en una escalada que sólo termina en violencia.

 

Para esto debemos terminar con algunos dogmas impenetrables para pasar a acuerdos mínimos. Las políticas económicas no están desligadas de la sociedad, al ejercicio democrático. Por el contrario, las decisiones que conciernan a estas políticas deben ser discutidas y consensuadas, aun cuando esto  demore tiempo. El desafío de ahora en adelante para nuestras “democracias con deudas” es constituirlas por sobre el poder económico, quizá como contrapeso. Y que estas sean capaces de tomar en sus propias manos lo que hoy se tilda como “decisión técnica”, para asegurar el desarrollo económico para todos y promover una real representación de los intereses del ciudadano. Como debería ser en el régimen que decimos emplear: el Democrático.

 

 

Natalia Vargas

Movimiento Nueva Izquierda

Martes 31 de Mayo 2011




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