Ser mapuche, es ser mediambientalista de nacimiento. Para los mapuche, la tierra –mapu- tiene una connotación sagrada, el mapuche está ubicado al centro del medioambiente en que habita, al centro de su sagrada tierra.
De modo que cualquier defensor del medio ambiente de nuestro país, debería conocer que existe un pueblo, una nación -la nación mapuche-, que desde tiempos inmemoriales está por la defensa de esta idea de la cual es parte, su centro.
Oponerse hoy al demencial proyecto HidroAysén, tiene la misma lógica que la oposición al proyecto Colbún que dejó inundadas tierras ancestrales mapuche, incluidas las tumbas de sus padres y abuelos, y abuelos de estos abuelos.
Solidarizar con la causa mapuche, es solidarizar con el medioambiente amenazado, si no arrasado por las transnacionales, porque hace rato que comenzó la ofensiva depredadora.
El principal escollo para las transnacionales, ya no son los gobiernos de Izquierda, son en efecto, los puebles originarios, y, particularmente en Chile, son los mapuche, por el lugar “estratégico” en que habitan, y por sus particulares virtudes demostradas a través de la historia: la defensa de su identidad, de su cultura, y por la existencia de su lengua de la tierra, que se niega a morir, hablándose de sus creencias, de su historia, y transmitiéndose prodigiosamentede madre a hijo.
Son los mapuche los indicados para protagonizar en primer lugar, el gran dilema de nuestra época: la contradicción neoliberalismo vs. medioambiente. Son los mapuche el sustrato de la chilenidad, mal que les pese a muchos..
De manera que los chilenos no debemos perder el norte. Son los mapuches hoy en día, los chilenos mejor “armados” para defender el medio ambiente, la “propia casa” amenazada por las forestales, las hidroeléctricas, los grupos económicos y “El Mercurio”, su órgano de difusión. En consecuencia, ellos son el primer objetivo de la expansión económica, de esta verdad, hemos conocido bastante, desde hace unos años, los mapuches vienen siendo golpeados por sus medios de comunicación con particular virulencia. Los poderosos señores de los negocios forestales y energéticos los han tratado de diezmar , de controlar, a través de todos los medios disponibles, incluidos las influencias en los gobiernos de la Concertación que han aplicado la ley antiterrorista que bien podría llamarse la ley antimapuche..
La causa mapuche debiera ser la causa de los medio-ambientalistas, porque los mapuches de lejos llevan la delantera: tienen entereza moral, valentía, conciencia de bien, y están luchando por la recuperación de sus tierras que son las nuestras. Están luchando por el equilibrio medio-ambiental y tienen una larga bitácora que exhibir de esa larga lucha.
Héctor Llaitul, Ramón Llanquileo, Jonathan Huillical, José Huenuche, dirigentes destacados del pueblo mapuche, parte de su preciada elite, están siendo condenados por la ley antiterrorista, básicamente, por “atentar” contra el fiscal Elgueta.
Es tan absurda, tan burda esa acusación, tan mal montada como tan cínica esa estúpida acusación, que es como si se hubiera acusado a Gabriel Valdés, a Silva Cimma y a don Patricio Aylwin como autores del atentado al general Pinochet, con el agravante que ese atentado se llevó a cabo realmente, y éste, es un montaje más, de los tantos mentirosos montajes que se han fraguado entre carabineros y las fiscalías del sur.
La solidaridad con los mapuche no debiera ser motivado por los múltiples padecimientos de este pueblo, por las sangrientas matanzas de cientos de miles de sus jóvenes a través de la historia que han tenido con el estado chileno, ni por su condición de extrema pobreza, ni por su injusta estigmatización.
La solidaridad con los mapuche ni siquiera debería ser motivado por el vía crucis de los cuerpos golpeados de sus dirigentes, de sus vulnerables cuerpos a la deriva ofrecidos a su causa generosamente, ni por sus corazones, riñones e hígados maltratados por anteriores abstinencias alimenticias.
La solidaridad con ellos, debería ser por sus ideas en primer lugar, por su inmortal rebeldía, por su valiente determinación a defender lo que nosotros los chilenos no hemos sido capaces de defender. Por su claridad de pensamiento, porque han sido capaces de poner su vida en la balanza, por haber optado por una forma de no-violencia- activa de protesta social. Por ser más civilizados que el estado chileno al cual se enfrentan en inferioridad de condiciones.
René Dintrans
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