Los socialistas no deben insistir en objetivos políticos que han demostrado estar equivocados; tienen que utilizar otra estrategia para lograr hacer el socialismo. Y para ello, cambiar ideas, apuntar al futuro.
Hay experiencias históricas que enseñan que la revolución socialista después de grandes sacrificios termina dando paso a una solución económica en manos de empresarios privados con un correspondiente viraje político.
El vicepresidente del Tribunal de Cuentas de Rusia, Valeri Goregliad, declaró: “Debemos reconocer que el 0,2 por ciento de familias en Rusia controla casi el 70 por ciento de la riqueza nacional…”. Agregó que mira este problema “no desde el punto de vista de la justicia social, sino desde el punto de vista de la eficacia económica”.
Escribe Miguel Bermeo Tapia: “El sector inmobiliario chino levanta unos 2.000 millones de metros cuadrados de edificaciones para vivienda cada año, cifra que iguala a la totalidad del metraje en toda España, dice the Economist intelligence Unit. En 15 años, China ha levantado el equivalente a todo el stock de viviendas de Europa, excluyendo Turquía”. Para esto el comunismo chino abrió el país a capitalistas extranjeros y permitió el surgimiento de empresarios nacionales que han ido apareciendo cada vez más en la lista de los mayores millonarios del mundo y que disponen de un consumo suntuario al lado de millones de pobres.
En Viet Nam gradualmente está desapareciendo la planificación centralizada de la economía y paulatinamente el Estado va disminuyendo su participación en la economía. Hay un proceso de privatización que los vietnamitas llaman “patrimonización” que incluye empresas de seguro, minería, transporte marítimo, telecomunicaciones y energía.
Cuba como forma de salvar al régimen en peligro por su fracaso económico ha aprobado el surgimiento de una clase de empresarios que utilicen el trabajo asalariado de sus compatriotas.
No se puede dudar del compromiso revolucionario de Lenin, Mao, Ho Chi Ming, Fidel. Sus obras se encontraron en la imposibilidad de avanzar.
Revolucionarios que se encontraron sin fuerza suficiente para continuar hacia el socialismo optaron por someterse al realismo político de los capitalistas.
En reuniones en la chacra del extupamaro actual presidente de la república de Uruguay, en 1998 militares y tupamaros firmaron un documento de concesión a las violaciones de los derechos humanos durante la represión. Algunos de sus acuerdos son: “Una democracia sana no debe, ni puede, sostenerse tomando de rehenes a los desaparecidos, sino con la paz y el orden que sobrevienen a la verdad y a la justicia en que vive la comunidad”, “Nadie puede afirmar que hubiera habido un plan de exterminio o que los desaparecidos hayan sido asesinados con fría premeditación, sino que lo fueron en circunstancias muy diversas y no buscando intencionalmente su muerte”, “Por esto no aceptamos que ninguna caterva de mal intencionados e hipócritas se declaren inocentes de toda culpa y nos acusen de ser la fuente de todos los males”. Los extupamaros hacen un gobierno capitalista.
Los socialistas chilenos que estuvieron con Allende se integraron al modelo de la dictadura cívico-militar y a los colaboradores de Estados Unidos.
La exguerrillera presidenta de Brasil, representante del partido de los trabajadores, no se opuso al ataque de los imperialistas a Libia. Gobierna para facilitar los negocios de los empresarios internos y foráneos.
Los socialistas venezolanos negocian con Estados Unidos a través de Bogotá el regreso de los golpistas hondureños a la OEA y entregan un periodista sueco-colombiano al criminal poder oligárquico, militar y paramilitar de Colombia. Su objetivo es la unidad para el crecimiento económico con los capitalistas de Latinoamérica y el Caribe.
El estado de los pueblos no favorece el socialismo. “Ya en 1920 Georg Lukács, el gran marxista autor de Historia y conciencia de clase, declaraba: “El proletariado sigue intensamente preso en las formas intelectuales y emocionales del capitalismo”. Hoy, en pleno siglo XXI, la clase dominante ha perfeccionado la estrategia y el marketing de dominación en el plano de las ideas y las emociones, rompiendo el espíritu colectivo que primó en la clase explotada de la Europa imperialista durante buena parte del siglo XX.” 1
Los socialistas revolucionarios saben científicamente que las condiciones de una época enmarcan las conductas de las sociedades. Deben entender entonces los procesos fracasados utilizando el concepto: los retrocesos y las traiciones son consecuencias de la debilidad con que se encuentran. Son escapes para ubicarse en la dirección general del momento.
El lugar del socialismo está en el futuro. Será la alternativa solidaria y sustentable al nazifascismo de los países ricos.
El deber de los socialistas hoy es pensar en una estrategia de futuro, construir una base programática, ideológica, social; mantener la independencia sin desviaciones progresistas ni apoyos al mal menor. Estar listos para el momento en que el colapso del capitalismo por insostenible haga evidente a los pueblos que en la nueva civilización tendrá que haber decrecimiento.
Pretender ser parte ahora del poder político con un programa revolucionario o un proceso progresista es volver a lo mismo. Los socialistas tienen que esperar cambiando, creando, trabajando; aceptar ser minoría en crecimiento.
Referencia
1 Javier Vallet Burguillos, Rebelión, 01-05-2011
Rómulo Pardo Silva
www.malpublicados.blogspot.com
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