Junio 6, 2025

Banco Central advierte sobre una inflación más alta

El IPOM (Informe de Política Monetaria), publicado ayer por el Banco Central de Chile (BCCh), no contiene sorpresas. Tal como se esperaba, confirma que la inflación será más alta que la meta durante este año y gran parte del próximo.

 

 

 

Lo que es interesante en esta ocasión es que hace un análisis más fino que en 2008 entre las distintas medidas de inflación para evaluar el impacto de los shocks externos de precios, en particular, el precio de los combustibles y de los alimentos.

 

Asimismo, sigue un camino conservador al no revisar las proyecciones de crecimiento respecto de las proyecciones de fines del año pasado manteniéndola entre 5,5% y 6,5% para el presente año calendario. Como resultado el BCCh acepta que en las actuales circunstancias aspira tener una Tasa de Política Monetaria (TPM) del orden del 6% a fines de este año.

 

Como siempre el IPOM es internamente consistente y está bien apoyado en datos. Nuestras discrepancias como Equipo Nuevo Economía siempre tienen que ver con lo que constituyen “las brechas” de las que dispone la economía para crecer y la diferencia entre “inflación” (alza generalizada y continúa de precios) y cambios en los precios relativos (subió el precio del petróleo y los demás permanecen iguales). De las diferencias en esas evaluaciones se desprenden políticas diferentes. En el caso del BCCh al hacer equivalente la inflación con cambios en los precios relativos, las políticas tienden a ser más restrictivas y, por tanto, más dañinas del empleo y el crecimiento de lo que podrían ser. No se trata de ser “tolerante” con la inflación, si no más bien de reconocer que el país no controla los precios internacionales y que el alza de las materias primas y alimentos tenderán a tener efectos depresivos sobre el consumo, la inversión, el empleo y, más generalmente, el crecimiento económico. Las alzas de precios de bienes que importamos son equivalentes a un impuesto sobre la economía nacional que, de mantenerse, tendrán afectos adversos sobre las variables mencionadas. El BCCh tiende a postergar estos efectos hacia el futuro indefinido lo que hace que sea más agresivo de lo que seríamos nosotros en su ataque a “la inflación”.

 

Al final la pregunta es, qué precio (costo para la economía) estamos dispuestos a pagar por mantener la inflación lo más cercano a 3% que se pueda. Nosotros optamos por no perjudicar el empleo (algo de ingreso es siempre mejor que nada), sobre todo en una economía en que el 40% de los trabajadores lo hacen de manera informal y sin protección social de ningún tipo.

 

Dicho lo anterior, lo que ha hecho hasta ahora el BCCh aún no constituye un peligro serio para la economía, pero habrá que estar atentos para que su Consejo no se deje influir exclusivamente por las expectativas de los mercados financieros.

 

Equipo Nueva Economía

04 de abril 2011

 

 

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