Al cumplirse un año del terremoto y maremoto que dejó 523 muertos, 25 desaparecidos y 800.000 damnificados en la zona centro sur de Chile, numerosas han sido las ceremonias para conmemorar la catástrofe.
El Presidente Sebastián Piñera, junto a miembros del gabinete, recordó a las víctimas de la tragedia en Cobquecura, localidad epicentro del sismo, y recalcó el trabajo del Gobierno : “Hemos avanzado mucho en la reconstrucción y eso lo saben todas las personas de buena voluntad”, dijo.
El Mandatario además aludió a la oposición, que se restó de las manifestaciones oficiales para realizar sus propias ceremonias en paralelo, y afirmó que “hoy día son tiempos de unidad y no de división, de grandeza y no de pequeñeces”.
Los presidentes de los partidos de la Concertación, en tanto, conmemoraron la fecha en Dichato, localidad costera que fue arrasada por el maremoto, donde la reconstrucción aún no muestra sus avances. A las 3:34 horas, entre lágrimas, los habitantes de este balneario cantaron el himno nacional, con velas en sus manos.
En la isla Orrego, en Constitución, también se realizó una vigilia para recordar al centenar de fallecidos que dejó el maremoto en ese lugar, ubicado en la desembocadura del río Maule.
Mientras que en la isla Juan Fernández, uno de los lugares más afectados por el tsunami, unas doscientas personas rezaron y lanzaron velas al mar en recuerdo de los diez fallecidos y seis desaparecidos de la fatídica madrugada del 27 de febrero. Los familiares de las víctimas recalcaron que las muertes se hubieran evitado al dar la alerta de maremoto a tiempo y señalaron que la reconstrucción es más lenta de lo esperado. A esta ceremonia se sumaron otros actos religiosos y conmemorativos que los isleños realizaron durante la tarde del domingo.
Grupos evangélicos recorrieron Lebu orando por los desaparecidos y por los sobrevivientes.
Manifestaciones que se repitieron en todos los pueblos y ciudades afectadas por el terremoto, en medio del recogimiento de los deudos y damnificados.
Mientras, en la arena política continuaron los dimes y diretes entre el Gobierno y la oposición sobre el rol que han jugados los distintos sectores en las labores de reconstrucción.
El presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, respondió a las críticas oficialistas reiterando que el conglomerado ha prestado la “máxima colaboración” al aprobar los recursos solicitados por el Ejecutivo, y volvió a refutar el calificativo “obstruccionistas”.
En tanto, desde Curanipe, el Presidente Piñera justificó la lentitud de la reconstrucción señalando que “algunos creen que este es un problema entre el Gobierno y la oposición. Pero el adversario del Gobierno no es la oposición, el verdadero adversario es la pobreza, la falta de trabajo, y el desafío es la reconstrucción”.
El Mandatario reconoció que aún quedan por construir 130.000 viviendas definitivas para los damnificados, pero aseguró que se cumplirá la promesa de la ministra de Vivienda, de entregar todas las casas a junio de 2012.
Incluso la ex Presidenta Michelle Bachelet salió al paso de las críticas sobre la reacción de su Gobierno los primeros días luego del 27 de febrero de 2010. “Los chilenos y chilenas esperan que un Presidente no busque siempre un pasado culpable”, dijo, aludiendo a Piñera.
“Hicimos todos lo que era humanamente posible con la nula información y la nula comunicación que había y me imagino que el Gobierno ha trabajado y tiene una propuesta clara en base a las lecciones aprendidas en términos del fortalecimiento de una estructura nacional, pero más descentralizada con una capacidad mayor de respuesta no sólo a terremoto sino a todos los desastres naturales”, afirmó la ex Mandataria.
Bachelet hizo eco de los cuestionamientos de la Concertación destacando la falta de participación ciudadana en las decisiones y proponiendo una agencia nacional de reconstrucción que centralice y transparente los trabajos.
Descontento ciudadano
Una multitudinaria marcha, que convocó a más de tres mil personas, se realizó el sábado en el centro de Concepción. Vestidos de luto y con pancartas alusivas, los protestantes denunciaron la falta de preocupación de las autoridades locales, pidiendo la salida de la polémica intendenta Jackelinne van Risselberghe. Pero sobre todo reclamaron por lo que calificaron como “un año sin reconstrucción”, frase que se convirtió en el emblema de la marcha.
Como esta, en otros puntos del país se repitieron las manifestaciones de descontento de la población con el desempeño del Gobierno.
En Santiago, un grupo de personas protestó frente a La Moneda, en el bandejón central de la Alameda, por la lentitud en los trabajos de reedificación.
En Constitución, vecinos y organizaciones sociales convocaron a una marcha que reunió a unas 300 personas.
Uno de los mayores conflictos que ha encontrado la reconstrucción es lo que sucede con los habitantes del litoral afectado. Por razones de seguridad, la reconstrucción de los pueblos arrasados por el maremoto se planificó unos kilómetros más arriba de la costa, sin embargo, los damnificados se niegan a cambiar la ubicación de sus destruidas casas. Argumentan falta de participación en la toma de decisiones y se oponen a que les expropien los terrenos, pues podrían ser vendidos para grandes proyectos inmobiliarios, dejándolos a ellos en una situación desmejorada.