Nueva York.- El gobierno de Barack Obama reiteró su esquizofrénico mensaje de que la solución de la crisis en Egipto está en manos de los egipcios, pero a puertas cerradas Washington impulsa una propuesta para manejar el final del régimen actual y anuncia las condiciones necesarias para lo que llama una transición ordenada
.
Obama ratificó hoy su mensaje de que el futuro de Egipto será determinado por su pueblo
, e instó al gobierno de ese país a escuchar la voz de su pueblo
. Pero mientras afirmó la autodeterminación, agregó que la transición tiene que comenzar ahora mismo
. Advirtió que el regreso al orden pasado ya no es opción; tampoco la represión, el uso de violencia ni la supresión del flujo de información. Demandó elecciones libres e imparciales
. Después de establecer todas esas condiciones, repitió que los detalles de esta transición serán elaboradas por los egipcios
.
Dijo que Mubarak –al que no mencionó por nombre– tiene que pensar en qué legado desea dejar, y concluyó: mi esperanza es que tomará la decisión correcta
.
Al mismo tiempo, el gobierno de Obama realiza una serie de discusiones privadas con altos funcionarios egipcios, impulsando una propuesta que incluye la renuncia inmediata de Mubarak, el traslado de poder a un gobierno de transición encabezado por el recién nombrado vicepresidente Omar Suleiman, con el apoyo de las fuerzas armadas de Egipto, reportó hoy el New York Times.
Se corre el riesgo de que lo anterior sea percibido en el mundo árabe como una intervención en el proceso interno del país, y por ello aquí se repite la línea oficial de que el futuro de Egipto será determinado por su pueblo.
En la apuesta por Suleiman como interlocutor también existen problemas, ya que éste tiene una larga e íntima historia de colaboración con los gobiernos estadunidenses, y según Jane Mayer en The New Yorker, ha sido durante años el conducto principal entre Estados Unidos y Mubarak.
Desde 1993, agrega, Suleiman ha encabezado el temido servicio general de inteligencia del país árabe. En esa capacidad, era el contacto de la
Suleiman continúa siendo el interlocutor principal de los estadunidenses en esta crisis, y durante tres días consecutivos ha sostenido conversaciones telefónicas con el vicepresidente Joe Biden y la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Además, por la extensa relación militar entre Estados Unidos y Egipto –el segundo receptor de asistencia estadunidense en el mundo (después de Israel), incluyendo la militar (más de 85 por ciento de los 1.5 mil millones de dólares anuales)–, también hay un intenso diálogo entre líderes de las fuerzas armadas de ambos países.
El jefe del estado mayor estadunidense, almirante Mike Mullen, informó que ha tenido pláticas con su contraparte, así como el secretario de Defensa Robert Gates con el suyo.
Un alto funcionario del gobierno de Obama pintó las opciones que se ven desde Washington: una es que el presidente egipcio renuncie; la otra es hacer claro que es posible resolver el problema mientras Mubarak inicia los preparativos para abandonar el escenario
.
Advirtió que la situación actual, en la cual él aún está en el escenario y no hay un proceso visible de reforma democrática, no es sostenible. Eso es en esencia nuestro mensaje
, declaró a la agencia Reuters.
Por ahora, reporta el Washington Post, el gobierno estadunidense intenta convencer a grupos de la oposición de participar en un diálogo con Suleiman programado para este sábado.
El Post y otros medios, citando a altos funcionarios estadunidenses, señalan que existe un consenso de que no se podrá impulsar una transición hasta que Mubarak abandone el poder y que, en las conversaciones con Suleiman y otros en Egipto, eso está entendido, si bien no expresado explícitamente.
Pero aunque el gobierno estadunidense favorece una solución en la cual su viejo y leal aliado Mubarak es removido y los militares asumen el papel principal de asegurar lo que llaman una transición ordenada
, en público busca ocultar su participación directa en tratar de manejar la crisis y no menciona sus propuestas ni con quién está negociando dentro de las fuerzas de oposición.
Y, como recuerda el Post, también entiende que cualquier propuesta o persona que pueda ser etiquetada como hecha en América
sería criticada.
Y a casi dos semanas de estallar esta rebelión por la democracia, sin precedente en tiempos recientes en Egipto (y la región), legisladores y comentaristas aquí también empiezan a preguntar cómo los servicios de inteligencia y los diplomáticos estadunidenses aparentemente fueron tomados por sorpresa y no consideraron, ni alertaron, sobre algo que está transformando no sólo la región, sino la política internacional de la superpotencia.