En la copia feliz del edén la desvergüenza no tiene límites. Cada día que el sol se levanta por encima de la cordillera nos trae nuevos ejemplos de desfachatez de la costra política que mangonea en nuestro país.
Hace unos días los diputados Mónica Zalaquett (
El profundo proceso de transformaciones impulsadas por la llamada “Revolución Bolivariana” se traduce, entre otras cosas, por un cambio radical en el disfrute de las riquezas del país. Un periodista francés, -no muy amigo de Hugo Chávez-, afirma que por la primera vez el flujo de dólares del petróleo no llega directamente a los bolsillos de un par de oligarcas sino que beneficia a la inmensa mayoría de los venezolanos. A los ojos de Zalaquett y Edwards ahí está el crimen. Por eso sugieren “proteger” la democracia en Venezuela, como “protegen” la democracia en Chile. Zalaquett y Edwards, que “rechazan las conductas autoritarias del Presidente venezolano Hugo Chávez”, son expertos en dictaduras. La prueba: apoyaron una durante 17 años. La conocieron por dentro, la practicaron, la justificaron y defienden su legado.
Ambos son diputados en el marco de una Constitución espuria e ilegítima y de un sistema electoral perverso en el que los parlamentarios son designados a dedo por las dos coaliciones que comparten el poder. Las elecciones libres de Venezuela los desconciertan. No hace mucho fueron a Caracas, acompañando a Jovino Novoa, otro experto en dictaduras al punto que fue esbirro de Pinochet. La aprobación por una inmensa mayoría ciudadana de una Carta Magna que cuenta entre las más democráticas del mundo les hace perder el sueño. El ejercicio del poder en favor de los desposeídos, de los olvidados, de los preteridos, de los explotados los incomoda. Como le incomoda al riquerío que durante décadas ocupó lo mejor de sus energías en robarse el erario público y las riquezas básicas venezolanas con la complicidad del imperio. Este último no se resigna a tener un gobierno digno en el patio trasero. La defensa de los intereses nacionales les provoca sarpullidos. De vez en cuando organizan, financian, dirigen y protegen algún golpe de Estado. Declaman su amor por la democracia al tiempo que la aplastan en Honduras y buscan eliminarla allí donde daña sus intereses. Preocupada por la democracia, ante el golpe de Estado en Honduras Mónica Zalaquett creó una agrupación… ¡pro Venezuela!
Los tunecinos se sacaron de encima a Ben Alí, un dictador cuya familia, empezando por su mujer, se apoderó de todo lo que tenía algún valor en Túnez. Al huir en el avión presidencial, Ben Alí y la Sra. Trabelsi se llevaron una tonelada y media de oro que sustrajeron del Banco Central. ¿Alguna vez los EEUU, o Francia, protectores de Ben Alí, le acusaron de ser un dictador? Nunca. ¿Alguna vez Zalaquett o Edwards se inquietaron de la dictadura tunecina? Nunca. Como nunca se inquietaron, -a pesar de ser parte de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara-, de la dictadura egipcia y de su Rais caricatural, el impresentable Hosni Mubarak, el otro favorito de los EEUU en el Medio Oriente. Y que ahora tambalea ante la movilización del pueblo egipcio cansado de la miseria. Zalaquett y Edwards son hipócritas. No son los únicos, de acuerdo. En el lote hay más de algún DC e incluso más de algún PS que también se inquieta de la democracia en Venezuela. Ellos, que se satisfacen de una institucionalidad antidemocrática en Chile. Ellos, los binominales herederos del pinochetismo institucional. El partido de Ben Alí formaba parte de la… Internacional Socialista. Como Shimon Peres y Ehud Barak, líderes del partido laborista israelí que masacra palestinos en Gaza y en Cisjordania. Estos son los patriotas que se inquietan de la democracia en Venezuela… Estos hipócritas expertos en ver la paja en el ojo ajeno.
Nos vemos el miércoles 02 de febrero, a las 19:00 hrs. en Bustos 2021 (esquina Pedro de Valdivia) para manifestar nuestro rechazo a la hipocresía y nuestro apoyo a la soberanía de los pueblos latinoamericanos, comenzando por el pueblo venezolano.