Noviembre 28, 2024

Un huevo a la alemana

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eggs-from-germany-have-ca-007Ya lo sabes, Luli, Alemania contamina y luego sufre. Ayer crucé la frontera hacia Alemania y me fui directo al supermercado. Allá o acá los estantes llenos de huevos. “Nadie compra la contaminación”, me dice una alemana. Cierto que el daño es inmenso. Contaminar con dioxinas los productos de primera necesidad pues es un intento de homicidio colectivo.

 

 

Las gallinas y los cerdos, obvio, tiritan. Bruselas intenta calmar las aguas: declara  que no hay peligros en el consumo de huevos o carne de cerdo o de pollo.

Las declaraciones del gobierno alemán son honestas. Ellos saben que los daños son gigantes porque la reputación cae a un hoyo negro. El mal de Bruselas es que impone controles de calidad cuando los mercados del mundo ya se encuentran infectados de dioxinas. El cierre de 4.700 granjas alemanas son un golpe para los granjeros.

Tarde… muy tarde porque si la ministra de agricultura y protección del Consumidor, Ilse Aigner, reconoce que los daños son un escándalo, y, honesta como siempre, declara que no hay una evaluación concreta.

Es un fraude que se repite. El consumidor es el primer estafado. “Ni regalados me llevo los huevos a la casa”, me responde un anciano germano. “La firma alemana que ha ocultado la contaminación debe ser clausurada por vida”, agrega. “ ¿Y los trabajadores de firma? Pregunto. “Bueno tendrán que irse a la caja de desempleados”.

Los alemanes viven acostumbrados a soportar engaños. Los protectores de animales rezan por las bestias, otros prometen volverse vegetarianos y los más enojados son los operarios que se encuentran en una situación precaria.

Lentamente se va levantando el cierre temporal de algunas granjas… es bueno, porque , al menos, el mundo del proletariado europeo no sufrirá las humillaciones del desempleo.

En fin, adiós a los huevos fritos o cocidos. El pueblo alemán no es tonto porque haber usado 3.000 toneladas de piensos animales no curará las bestias de la toxina.

Se dice que un gallo canta al alba… eso lo leemos en todos los romances, o vemos en películas en la tele… La pregunta del lector será, pues, ¿la nueva generación de los plumiferos cantará al alba? No hay ninguna razón para el pánico pero tampoco hay ninguna razón para relajarse por el momento”, dice la señora Aigner, pero, bueno, y si se decide aniquilar a todas las bestias infectadas… el pánico animal será inmenso porque quiera o no, señores, las bestias también tienen su dignidad.

Godosky

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