Las elecciones municipales son una ocasión que se da cada 4 años. Un día entre 1460 para ejercer un derecho ciudadano que consiste en elegir a los concejales y al alcalde de la Comuna donde se habita. Curiosamente, estas elecciones despiertan menor interés que las parlamentarias a pesar de no estar reguladas por el binominal, es decir, a pesar de ser una verdadera elección, y no un simulacro como lo es la de senadores y diputados, donde los cargos, son en los hechos previamente designados por las cúpulas de las 2 grandes coaliciones.
Con todo, la sombra del binominal alcanza a las municipales, la contamina, la salpica. Los electores siguen la inercia del binominal, y se comportan como si tuviera sentido obedecer la estrategia de los 2 grandes bloques, es decir, listas cerradas, monopólicas, con candidatos importados desde las sedes centrales partidarias, en que la confección de la papeleta está reservada a los escogidos, a los candidatos que se beneficiarán con los votos sobrantes del pacto, de la lista.
Si en las elecciones parlamentarias, el sistema binominal es el determinante de la distorsión del resultado en las urnas con relación a los representantes populares elegidos, en las municipales, el sistema proporcional da garantías, pero la falta de regulación o las prácticas abusivas de las listas mayoritarias facilita una distorsión relevante en desmedro de las minorías.
El sistema proporcional aplicado en las municipales, en los hechos en distorsionador, es también abusivo, no es para nada “proporcional”. Este admite la elección de cierto número de concejales por las minorías “extraparlamentarias”, pero en una proporción muchísimo menor que la alcanzada en los comicios.
Pruebas al canto: En las últimas elecciones municipales la lista A (Por un Chile limpio) con 7.56% obtuvo 117 concejales electos, mereciendo 162. La lista B (La fuerza del Norte) con un 0.5% obtuvo 7, mereciendo 12. La lista C (Concertación Democrática), con un 27.84% obtuvo 677 concejales, mereciendo 597. La lista D (Juntos Podemos) con un 9.12% obtuvo 79 concejales, mereciendo 195. La lista E (Alianza) con un 36.05% obtuvo 861 concejales , mereciendo 783 La lista F (Concertación Progresista) con un 17.29% obtuvo 393 concejales mereciendo 371.Y por último, la lista de los verdaderos independientes (independientes fuera de pacto), con un 1.5% obtuvo 12 concejales, mereciendo 33.
Es motivante la pretensión del distinguido columnista de Clarín.cl Roberto Ávila que en su último artículo establece “Hoy sostengo que aparecerá una tercera fuerza política que se expresará en las próximas elecciones municipales, lo que pulverizará el sistema binominal y reinstalará a la izquierda. Esto sólo lo podría evitar una conducta equivocada de los sectores de izquierda, que entendieran que las condiciones para una política independiente no están, cuando a todas luces ello es posible y necesario. Para que aparezca una fuerza política debe dejar su espacio otra. La que va de salida, sin lugar a duda alguna, es la Concertación ”.
Este pequeño trabajo escrito, este intento de reflexión, pretende aportar algunos elementos a la discusión de cómo establecer la participación en una nueva coalición, que estrene una lista en las próximas elecciones municipales, que encarne al tercio referencial del Chile real, oponiéndolo al duopolio del Chile artificial, restableciendo desde la penumbra, los tres tercios que de alguna manera aparecieron en escena momentáneamente en las elecciones presidenciales recién pasadas.
En efecto, la última elección presidencial demostró que los electores de Izquierda cautivos de la Concertación , interrumpieron por un momento su cautiverio, castigándola al reducir su votación al 29%.
La gran mayoría de este electorado “díscolo” que redujo a la Concertación a ese 29%, volvió al redil. Operó la inercia del binominal. En resumidas cuentas gran parte de los votos de ME-O, que habían emigrado momentáneamente de la Concertación , volvieron a la Concertación en 2ª vuelta, y casi todos los votos de Arrate siguieron la misma suerte integrándose a la votación de Frei.
¿Qué tiene en común esa votación que es la expresión de la diferencia de la votación de Frei en la 2ª vuelta con la que obtuvo en la 1ª?
Sin temor a equivocarme, afirmo que este electorado tiene en común su vocación de Izquierda, que pertenecen al tercio de los chilenos de Izquierda. Y antes de provocar el rechazo de alguien que cuestione esta afirmación, me adelanto a hacer una nueva afirmación: No es toda la Izquierda ciertamente el universo de la diferencia de los votos de Frei entre una y otra vuelta, existe otra que no está ahí, que no votó, que no le entregó por hastío el voto a Frei anulando su voto o absteniéndose, y todavía hay otra más, que tampoco está ahí contemplada, que fue retenida por la Concertación , que votó por Frei en la 1ª, y en la 2ª vuelta, y que quedó registrada en ese 29%.
La cuestión de qué es, ser de Izquierda, no es considerada para los efectos de esta nota, que pretende no salirse de los márgenes de un trabajo exclusivamente práctico.
La conclusión que se desprende de los hechos acaecidos, es que existe aprox. un 26% del electorado que de no existir una razón para seguir votando por el mal menor, se volatiza, y encuentra transitoriamente un espacio que la acoja cuando existe el espacio para que ello ocurra. Que es lo que precisamente ocurrió.
Reconstruir una tercera fuerza es muy motivante y esperanzador, aunque nada de fácil. Existen grandes obstáculos para una iniciativa semejante.
El primer obstáculo que debería despejarse es la actitud del partido Comunista. El PC, la principal fuerza que apoyó a Arrate, está enredada en compromisos con la Concertación , y que naturalmente muchos interesadamente quisieran que continuaran para las elecciones siguientes.
El PC cree haber dado 2 pasos adelante y uno atrás, al conseguir de la nada, algunos diputados, sin embargo, creo que es una visión equivocada.
El PC dio demasiados pasos atrás, ha renunciado a su tradición de Izquierda al estar prestando ropa a una coalición moribunda que degeneró en una empresa política que busca la reconquista del poder para administrarlo en su provecho, el PC ha dejado un vacío en el liderato de la Izquierda , ha abandonado la única oportunidad que se presenta por estos días de perfilar a la Izquierda a costa de la Concertación , de la desintegración necesaria de esta coalición agotada.
Hay otros obstáculos que dicen relación con antiguas cuitas entre las partes llamadas a participar en el proyecto común. La sensatez y el realismo deberían dar cuenta de ellos.
En mi opinión, la forma realista de ver las cosas, es ocuparse desde ahora, del modo de participar en el próximo evento electoral.
Debemos diseñar una estrategia que optimice el fortalecimiento electoral de una nueva coalición política, sin perjuicio de desarrollar paralelamente una acción política directa, destinada a estar presente como protagonistas en el enfrentamiento con las políticas impulsadas por un gobierno de Derecha, pero lo que interesa para los fines de esta opinión escrita, es una cuestión de forma.
La forma propuesta para corregir la práctica monopólica-duopólica para ser estrictos- de las grandes coaliciones en desmedro de las listas chicas e independientes, es la de crear otra coalición que una a los chicos y seduzca al electorado de la Concertación. Es l a propuesta que implica una tercera fuerza que nazca para el próximo juego electoral, y es la siguiente:
Los movimientos de Izquierda que aún no desarrollan capacidad electoral deben celebrar un pacto instrumental con el fin de optimizar sus resultados integrando y siendo invitados conformar esta nueva fuerza.
Los independientes fuera de pacto, que en esencia son neutros, y que sólo tienen en común con nuestros propósitos, el ser “minoría castigada” -tal que tenga sentido para ellos la integración instrumental de integrarse a este pacto instrumental-, deben hacerlo, y la nueva coalición debe invitarlos.
Los líderes sociales, indígenas, medioambientalistas. Las minorías de todo tipo, deben necesariamente integrarse horizontalmente a la nueva coalición, a la suerte de mesa del pellejo en que consistirá esta nueva lista solidaria, de un pacto de los que sobran.
Los partidos comunista, humanista, el PRO y tal vez el PRI, debieran sacar lecciones de su magra e injusta representación en concejales electos. El senador Navarro y Jorge Arrate son personajes claves en una empresa de esta naturaleza.
El asunto del rebase del sobrante de los votos de las listas chicas debiera ser tomado en cuenta, son votos que se pierden, son candidatos a concejales a los cuales no le alcanzaron los votos, porque no tuvieron compañeros de lista que se los endosaran. Son concejales electos a los cuales les sobró votación y no pudieron endosárselos a un compañero, porque no tenían a ese compañero, que lo requería.
Los díscolos de la Concertación no podrán ser amenazados a optar ir como independientes, ya no será un castigo abandonar las filas, porque tendrán otra tienda que los estará esperando.
Los líderes locales ya no deberán resignarse porque sus partidos no los consideraron ya que están más interesados en foguear a un escogido al cual pretenden iniciarlo en la carrera política, porque tendrán una tienda que valorizará su ascendencia en la Comuna y los acogerá.
Así las cosas, si se tomaran en cuenta estas reflexiones u otras similares que vayan por el mismo camino, el electorado de Izquierda tal vez cambiaría la visión negativa que tiene de las elecciones, por lo menos de las municipales. Volvería la esperanza, porque los partidos y movimientos de la Izquierda habrían comenzado a suscribir acuerdos de unidad.
Los ciudadanos tendrían algo que oponer al desmantelamiento de las últimas riquezas del país que no han sido enajenadas por la traición, la ambición y el oportunismo.
Tendrían algo que valiera la pena hacer, para contrarrestar la fuerza que tiene la Derecha que está en el cielo, en la tierra y en todo lugar, pero por sobre todo, a la cabeza de un sistema de gobierno todopoderoso, instalada en el sillón presidencial .
René Dintrans